Madrid ya tuvo un Hospital Zendal pero este, a diferencia del de ahora, sí fue un centro puntero como hospital de emergencias. La aparición de numerosas epidemias de cólera en 1899 en Portugal e Italia y el interés en unificar en un único centro los servicios de análisis bacteriológico y vacunación, impulsaron la creación en octubre de 1899 del Instituto de Sueroterapia, Vacunación y Bacteriología Alfonso XIII. El centro fue toda una referencia de la sanidad pública española anticipándose a los supuestos objetivos fundacionales que inspiraron la creación del Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal.

Vacunas al precio de una peseta la dosis

La situación sanitaria española de finales de siglo XIX en datos era grave. La mortalidad infantil era superior a 280 x 1.000, la falta de higiene, la tuberculosis, paludismo, difteria, tifus, cólera, viruela, y otras infecciones generaban más de 100.000 muertes al año en mayores de un año para una población de 17 millones. Pero también en estas fechas se descubren muchas bacterias patógenas causantes de infecciones y se ponen en marcha el desarrollo de vacunas, sueros y otros remedios para afrontar tan penosa situación.

A comienzos de siglo fallecían de viruela unos 3.000 pacientes año. La vacunación antivariólica sería de aplicación obligatoria a partir de 1906. Dada la situación político-económica española, el Instituto no solo era rentable en lo económico, sino también estratégicamente necesario. Una de sus funciones principales fue la producción “industrial” de sueros y vacunas para cubrir las necesidades nacionales. Cualquier médico podía adquirir la vacuna antivariólica al precio de una peseta la dosis, para tres personas, y 10 centímetros cúbicos de suero antidiftérico por cuatro pesetas.

De ahí que por decreto de octubre de 1899 se creara este centro especializado. Dependía del Gobierno y en él se llevaban a cabo estudios e investigación sobre microbiología, sueroterapia y vacunas. A la vez se puso en marcha la producción de sueros y vacunas así como cumplió una labor formativa con la enseñanza de futuros profesionales. A lo largo de su existencia miles de farmacéuticos, veterinarios y médicos españoles recibieron una magnifica formación sanitaria.

Inicialmente se instaló en la calle Ferraz

Al comienzo de su andadura se ubicó en el viejo edificio de una antigua vaquería en la calle Ferraz. La provisionalidad duraría hasta 1913 en que se inaugura la nueve sede de Moncloa, a las afueras de la capital con el objeto de evitar contagios e infecciones. Se construyó un nuevo edificio en la finca de la Moncloa concretamente donde luego se edificara el actual Rectorado de la Universidad Complutense.

La dirección del Instituto recayó en Santiago Ramón y Cajal y en el mismo trabajaron los más eminentes médicos e investigadores de la época como Gustavo Pittaluga, Sadí de Buen o Jorge Francisco Tello, éste último segundo director del centro tras Cajal. A partir de 1920, Jorge Francisco Tello, sustituyó a Ramón y Cajal como director y trabajó intensamente para controlar las epidemias, llevando a cabo una importante renovación en el organismo.

La aviación nazi destruye el centro

Durante la Guerra Civil, la sede del Instituto fue destrozada ya que el campus universitario fue una de las zonas de enfrentamiento bélico más duradero e intenso. Finalmente el edificio resultó destruido casi en su totalidad y, tras la guerra, no se reconstruyó con lo que el Instituto de Sueroterapia, Vacunación y Bacteriología desapareció en buena parte por las bombas de la aviación nazi y de la franquista.