El PSOE ha vuelto a ser la fuerza más votada en las elecciones generales. Sin embargo, el ganador moral de este 10 de noviembre ha sido Vox. Hace un año, el poder de la extrema derecha en España era ínfima. Sin embargo, el 2 de diciembre lograron dar la campanada en las elecciones andaluzas y consiguieron 12 escaños. Entonces, el Partido Popular y Ciudadanos no dudaron en pactar con la formación que lidera Santiago Abascal para presidir la Junta de Andalucía. Azules y naranjas blanquearon a la extrema derecha y les permitieron la entrada en las instituciones, un regalo que estos han aprovechado haciéndose más y más fuerte.

Un año después de los comicios andaluces, cuenta con 52 escaños, ya son la tercera fuerza política del Congreso de los Diputados, han sido el partido más votado en la Región de Murcia y en la ciudad autónoma de Ceuta, y su influencia está prácticamente en toda España, con todo lo que ello conlleva. Sin embargo, todavía hay regiones dentro de nuestras fronteras donde las puertas siguen cerradas para el discurso de odio hacia el diferente. Un candado que se ha puesto especialmente en el norte. En ninguna de las cuatro provincias de Galicia (Lugo, A Coruña, Pontevedra y Ourense) han conseguido representación. Tampoco lo han hecho en las tres del País Vasco (Álava, Guipúzcoa y Vizcaya), ni en La Rioja y Navarra. Un rosco que también se ha producido en la ciudad autónoma de Melilla.

En Cataluña solamente han conseguido escaños en Barcelona (dos), quedándose de esta manera a cero en Girona, Lleida y Tarragona. Misma película que en Aragón, donde solamente en Zaragoza han conseguido representación, yéndose de vacío en Huesca y Teruel

Por último, en lo que respecta a las dos Castillas, en Castilla-La Mancha, la provincia de Cuenca puede presumir de ser la única de las cuatro de esta región en la que Vox no tiene ningún diputado. Un cerrojo ante la extrema derecha que en Castilla y León han conseguido Burgos, Palencia y Segovia