Cristina Cifuentes y Esperanza Aguirre no han tenido nunca una amistad íntima, más bien se profesaban una enemistad manifiesta. Pero eso no implica que la una haya podido aprender de la otra en estos últimos años. Desde luego, esa es la impresión que se destilaba este martes de la comparecencia -que no rueda de prensa, porque no se permitieron las preguntas- de la presidenta de la Comunidad de Madrid para defenderse de la acusación de prevaricación continuada y cohecho de la Guardia Civil.

Una comparecencia marcada por las falacias, las medias verdades y el victimismo. El manual político que durante años ha manejado con habilidad Esperanza Aguirre. De hecho, Cifuentes llegó a presumir de que “vivo de alquiler, con una cuenta corriente mermada” y por un momento era inevitable acordarse del piso de “techos altos” de la lideresa que no era capaz de caldear con su calefacción.

Pero vayamos al detalle de las mentiras, o medias verdades, que Cifuentes regaló a los medios en su comparecencia: