A Ramón Espinar le gusta -al menos indirectamente- ser el foco de la noticia.  En los últimos meses han sido incontables los casos en los que la polémica ha envuelto al portavoz de Unidos Podemos en el Senado. El piso, la mariscada, la Coca-Cola…

Sin ir más lejos, la semana pasada ELPLURAL.COM informaba de la alarma que había generado en Podemos a raíz de sus estrategias para seguir en el poder. 

Pero el líder de Podemos en Madrid no es el primero de su familia que se convierte noticia por sus controvertidas actuaciones. De hecho, dos antepasados suyos también han sido personajes muy cuestionados en el mundo de la política. 

El abuelo "espía"

Cuando la democracia estaba en prácticamente en pañales, el abuelo de Ramón Espinar formaba parte de la Cámara Alta, aunque no como miembro de un grupo parlamentario, sino como ujier. No se trataba de un bedel cualquiera, sino de alguien al que incluso calificaban como espía, informa 'El Confidencial Digital'. 

El ujier, que comparte también nombre con su nieto, trabajaba como bedel del grupo parlamentario de Izquierda Unida en el Senado y fue objeto de reprimendas por parte de la Mesa de la cámara, que tuvo que reprenderle en algunas ocasiones. El abuelo del actual portavoz de Podemos en el Senado escuchaba algunas conversaciones privadas y le acusaron de filtrarlas a los medios de comunicación. 

Aseguraban que, gracias a su puesto de trabajo, tenía acceso a determinadas conversaciones, por lo que le dijeron que no podía hacerlas llegar a los periodistas encargados de cubrir la información en el Senado. 

El padre ‘black’

Ramón Espinar Gallego formaba parte del PSOE e incluso fue presidente de la Asamblea de Madrid (tras convertirse en el primer alcalde de la localidad madrileña de Leganés en democracia). Algunas fuentes del propio partido aseguran que no se trataba de una persona limpia, sino que le calificaban incluso como un personaje cuestionable en sus formas.

Pero su mérito más reconocido fue el uso de una tarjeta black de Caja Madrid. Lo utilizó entre los años 2003 y 2010, con la que gastó una cantidad que ronda los 180.000 euros entre ese período de tiempo.

Un hecho que no sólo le ha pesado al padre, sino que también persigue al hijo constantemente. Hasta el punto de que a Ramón Espinar, desde el Partido Popular, le apodan 'Ramón Espiblack'