Juanma Moreno Bonilla se la juega en las próximas elecciones andaluzas. No se juega ser presidente de la Junta de Andalucía, sino su continuidad al frente del PP andaluz, tras haber caído en desgracia su mentor político, Javier Arenas, el eterno aspirante al Palacio de San Telmo. Esta vinculación con Arenas pone fecha de caducidad a Moreno Bonilla, dado que ambos se involucraron a fondo en la campaña de primarias de Soraya Sáenz de Santamaría, la oponente de Pablo Casado y cuya influencia política aún purga el nuevo líder del PP. Así, Moreno Bonilla ha decidido pelear por su vida (política), tratando de combinar la apariencia de moderación de Arenas con el efectismo mediático que tanto parece gustar a Casado.

Tras arrancar la precampaña electoral convocando a la prensa en un puticlub, el candidato conservador metió ayer a los periodistas en un autobús y les condujo al pinar de La Puebla del Río donde hace más de 40 años se fotografiaron los jóvenes andaluces que ayudarían a la reconstrucción y triunfo del PSOE en la Transición, la llamada foto del "pacto de la tortilla", donde los socialistas del interior de España pactaron los términos en los cuales reconstruirían el partido frente a las presiones de la dirección en el exilio de Toulousse. Lejos de invitar a tortilla a los asistentes, Bonilla se comparó con los fotografiados hace 40 años y quiso equiparar su mensaje al socialismo moderado, frente al "populismo" que él advierte en Susana Díaz y Pedro Sánchez. 

Claro que la política de fotos tiene el peligro de que te saquen otras fotos que te interesan menos, como no tardaron en hacer los internautas, que respondieron al mensaje recordándole sus fotos Ana Mato y Luis Bárcenas, ambos condenados por el Caso Gürtel

Salvo la secretaria general del PSOE de la provincia de Sevilla, Verónica Pérez, que calificó la foto de Moreno Bonilla como "ridícula", el resto de socialistas andaluces ni se molestaron en contestar a la provocación.