Susana Izquierdo es guía canino, instructora con más de 30 años de experiencia y ejerce como presidenta de la Escuela Española de Salvamento y Detección con Perros (ESDP). El cuerpo, que forma parte del Equipo de Respuesta Inmediata de la Comunidad de Madrid (Ericam) se encuentra en Turquía ultimando las operaciones de rescate de las que han participado junto a bomberos y sanitarios del SUMMA 112. "Los perros son el medio más eficaz para poder localizar a personas debajo de los escombros", asegura la entrevistada.

Estos animales hacen sus primeros pinitos desde los tres meses hasta el año y medio, “cuando no tiene todavía vicios que puedan contraponerse a la sistemática de entrenamiento”. Son unos currantes como cualquier otro profesional. Entrenan “física y mentalmente” en distintas direcciones, aunque todos tienen un temario común: “La educación busca enseñarles a comportarse de forma adecuada en cualquier situación a la que puedan asistir, y eso es igual a todos -bombero, policía…-, mientras que el adiestramiento tiene que ver con la búsqueda y rescate. Se les entrena específicamente para un trabajo a través de escenarios similares a los de la catástrofe”.

La siguiente conversación está centrada en el seísmo de Turquía y Siria, pero contiene vueltas a España para explicar otros trabajos que desempeñan los amigos más fieles del hombre en nuestro país -encontrar a personas con problemas cognitivos cuando éstas se pierden, ayudar cuando se producen explosiones de gas...- o analizar la ley de bienestar animal, asumiendo los niveles de “estrés” a los que se enfrentan y dejando claro que salvan vidas. Nadie como la máxima responsable del ESDP para hablar sobre todo ello y mucho más.

PREGUNTA (P): ¿Cuándo llegásteis a Turquía?

RESPUESTA (R): La noche del lunes. La siguiente, más o menos, a la que se produce el terremoto.

P: ¿Qué operativo se ha desplazado al lugar?

R: Cuatro guías y cuatro perros, 30 bomberos y cuatro sanitarios.

P: ¿Tuvieron problemas al aterrizar, como están lamentando otras compañeros de rescate?

R: Sí…a ver, ellos aterrizan en el aeropuerto de Adana, que es más pequeñito que el de Estambul, y había tal atasco de medios de entrada -estaban llegando muchísimos vuelos de ayuda humanitaria y rescatadores- que tuvieron que esperar a que les dieran pista.

P: ¿Qué imagen se encuentran una vez salen, por así decirlo, a la calle?

R: Muchos edificios dañados, derrumbados, en el suelo, literalmente; y sobre todo el miedo de la gente a las posibles réplicas. El riesgo principal que corren los equipos de rescate es que se derrumben otros edificios mientras está trabajando, porque operan muy cerca de las infraestructuras y los escombros de llegan muy lejos…Y esto afecta a los trabajadores y a los ciudadanos.

Las normas de seguridad que tenemos en España cuando se produce un derrumbamiento no se cumplen en situaciones como la de Turquía, porque no es algo controlado como puede serlo una explosión de gas o un fallo de arquitectura. Aquí en seguida se despliega un dispositivo de seguridad en el que viene la Policía, se acordona la zona, no dejan que nadie se acerque… El riesgo es mucho más alto en una catástrofe. Para los operarios porque se encuentran haciendo su labor, pero también para los ciudadanos que están allí esperando a tener noticias de los familiares y amigos.

Las normas de seguridad de España no se producen en situaciones como las de Turquía

P: Centrándonos en el papel de los perros de rescate. ¿Cómo se forma a estos animales?

R: Es una formación relativamente larga. Los perros se seleccionan con unas cualidades físicas y de comportamiento/psicológicas específicas porque no vale cualquier perro.

Se seleccionan o de pequeños o cuando son jóvenes. El rango de edad va desde los tres meses que es cuando se puede adquirir uno, hasta el al año y medio, que es el tope en el que consideramos que el perro no tiene todavía vicios que puedan contraponerse a la sistemática de entrenamiento.

A partir de ahí se entrenan tanto física como mentalmente. Se lleva a cabo un adiestramiento de obediencia, se les educa para ser perros equilibrados en cualquier entorno y se les instruye en la búsqueda en función de la especialidad a la que se vayan a dedicar. Este entrenamiento dura un año y medio, aproximadamente, y con él adquieren experiencia necesaria en distintos escenarios para fortalecer todo lo que tiene que ver con la búsqueda. Son como los bomberos: van a la academia, aprenden lo que tienen que hacer y disfrutan de un periodo de experiencia con los equipos que ya la tienen.

P: ¿Cuál es la labor real que desempeñan estos animales en un operativo de rescate? Quiero decir, entiendo que es distinta a la de un perro policía o bombero, pero, ¿tienen un nexo en común todos ellos pese a que el campo de actuación sea diferente?

R: Bueno… una cosa es el adiestramiento y otra la educación. Lo segundo busca enseñarles a comportarse de forma adecuada en cualquier situación a la que puedan asistir, y eso es común a todos los perros, porque es importantísimo que normalicen lo más rápido posible el escenario. No hay que olvidar que son situaciones extraordinarias.

Por su parte, el adiestramiento es el que tiene que ver con la búsqueda y rescate. Se les entrena específicamente para ese trabajo. Para ello se buscan escenarios similares a los de una catástrofe, se hacen simulaciones para que cuando lleguen a un caso real sepan dónde están…

Date cuenta de que pasan muchísimo estrés desde que son sacados de su entorno normal, son habitualmente transportados en avión o cualquier medio de transporte durante un montón de horas (camiones…) hasta el lugar en el que desempeñan su trabajo y luego allí tienen que hacerlo igual que lo hacen aquí, con el máximo porcentaje de energía y concentración que puedan.

En nuestro caso hay una dificultad añadida, que pasa porque un perro policía, de drogas, de explosivos… trabaja siempre en escenarios accesibles (estaciones, oficinas…), pero nosotros no tenemos escenarios disponibles, por lo que nos es muy complicado imitar esa situación. Es muy difícil poder acceder a escenarios de esta magnitud o si quiera parecido, por lo que muchas veces tenemos que buscarnos la vida para lograrlos.

Un perro policía trabaja siempre en escenarios accesibles (estaciones, oficinas…) (…) Para nosotros es muy difícil imitar una catástrofe

P: ¿Qué aporta, por lo tanto, un perro de rescate en una catástrofe de esta envergadura, que no sea capaz una persona?

R: Son el medio más eficaz para poder localizar a personas. Cuando las personas quedan debajo de los escombros, salvo que puedan gritar o emitir sonidos audibles desde el exterior es imposible notar su presencia si no mediante el olfato.

No hay medios tecnológicos que puedan desempeñar esta labor. Sí existen equipos de escucha que se usan para poder interceptar signos de vida entre escombros, pero son poco eficientes en estas zonas y su nivel de sensibilidad es muy bajo con respecto a las capacidades del perro. Además, el olfato de estos animales abarca mucha distancia, por lo que aunque no nos marca una situación exacta de la víctima, sí que nos marcan un área restringida para actuar.

Las normas de actuación son: primero se acota la zona a partir de las “indicaciones” caninas y después el equipo de desescombro, cuando la localización es positiva, intenta contactar con las víctimas o hacer agujeros para tratar que el perro vaya restringiendo cada vez más el área de búsqueda. Y aun así, las operaciones de rescate, desde que el perro localiza medianamente a la víctima, pueden durar doce horas en sacarla.

P:  Hemos mencionado que estos perros, pese a estar muy bien cuidados, trabajan muchas horas seguidas, están expuestos a situaciones de estrés, etc. ¿Qué opinas de la ley de bienestar animal?

R: Esto es una opinión personal, no institucional, donde creo que es imposible darla. Esto quiero que quede claro.

Yo no solamente trabajo con perros de rescate, sino también detectores y de otra especialidad, y pienso que el problema que hay con este tipo de leyes es que no aglutina todas las necesidades de todos los perros que están procediendo a determinadas labores como son estas.

Lógicamente, tiene que existir una ley de bienestar animal, pero como cuando se hizo la ley de perros potencialmente peligrosos, en función del tipo de asesoramiento que se lleve a cabo y a quien impliquen dentro de las consultas, se tiene en cuenta o no a todos los sectores.

Es muy difícil tener contento a todo el mundo, pero evidentemente se debería tener en cuenta a los equipos que emplean a los perros para el bienestar de muchas personas y la seguridad de mucha población tanto dentro como fuera de nuestra país. No se tienen en cuenta, pero espero una ampliación, vamos a abogar por ello para que vaya siendo una realidad. Por lo tanto, en líneas generales estoy de acuerdo con la ley de bienestar animal, pero me gustaría que contemplaran todo esto que no se ha tenido en cuenta.

La ley de bienestar animal debería tener en cuenta a los equipos que emplean a los perros para la seguridad de mucha población

P: Llevas 30 años como guía canino. ¿Puedes explicar a la gente el amplio abanico de operaciones que lleva a cabo la ESDP?

R: Operamos tanto dentro de España como fuera. Acudimos a catástrofes como la de Turquía, pero en el ámbito local buscamos, por ejemplo, a personas que se hayan perdido por demencia senil -quiero mencionar, además, que ahora hay un índice muy alto de personas con problemas cognitivos porque la población está cada vez más envejecida-. Al margen de ello, los perros participan con los bomberos en explosiones de gas con víctimas…

P: ¿Hasta cuándo estaréis en Turquía?

R: Dependemos de varios factores. Las posibilidades de supervivencia dadas las situaciones climatológicas y el colapso de edificios son muy bajas después de las 72 horas. Ese tiempo ya ha pasado, por lo que ahora están haciendo revisiones rápidas para intentar dar las últimas oportunidades a los supervivientes que pueda haber. El viernes estarán tramitando el transporte y el fin de semana como muy tarde estarán aquí.