Reino Unido podría ser el escenario mundial de un nuevo brote de polio. Las autoridades británicas detectaron entre febrero y mayo varias muestras que prueban la transmisión entre personas del virus, detectadas en la planta de aguas residuales de Beckton, al este de Londres, que da servicio de cuatro millones de personas.

Por este motivo, este miércoles se anunciaron “medidas inmediatas” para seguir detectando el virus y poder frenar la transmisión. No obstante, esta no es la primera vez que se confirman casos con origen en las aguas residuales.

Por ahora, las autoridades sanitarias no han confirmado como positivas ninguna de las muestras, pero sí que han hecho un llamado a los profesionales para que “investiguen en profundidad y notifiquen cualquier caso sospechosos de parálisis flácida aguda”, uno de los síntomas que provoca la polio, además de dañar la médula espinal.

Asimismo, han hecho hincapié en la inmunización de “nuevos migrantes, solicitantes de asilo y refugiados”, ya que en países como Afganistán, Pakistán o Nigeria el virus circula con mayor presencia.

Vacuna contra la polio

Reino Unido lleva años suministrando la vacuna oral de la polio, la cual estaba compuesta de una versión “debilitada” de la enfermedad, capaz de estimular el sistema inmunológico, aunque esta clase de inyección ya solo se administra en escasos países, dado que en la mayoría de Europa se emplea una inmunización con “vacunas inactivas”, es decir, que contienen el agente patógeno ya muerto.

Cabe destacar que, a pesar de que es habitual encontrar en los residuos algún rastro del virus, las alarmas han saltado en este caso porque en las muestras se ha detectado la variante tipo dos de la polio (VDPV2), una mutación derivada de la vacuna que puede desembocar en un cuadro grave de la enfermedad.

Según indica la Agencia de Seguridad Sanitaria británica (UKSHA), la mayor parte de la población ya cuenta desde la infancia con la vacuna, aunque el 14% puede no tener la tercera dosis necesaria para la inmunización.