El presidente ruso, Vladímir Putin, ha decidido mover una peligrosa ficha este viernes al revelar sus planes de desplegar armas nucleares en territorio bielorruso a partir del 7 de julio, un anuncio determinante para el desarrollo del conflicto en Ucrania. Esta medida llega después de que haya dado comiendo la contraofensiva ucraniana, según diversos medios, organizaciones y analistas internacionales, una afirmación que descansa sobre el avance ucraniano en todo el campo de batalla y especialmente en territorios como Bajmut, Novodonetsk, Neskuchne y Novodarivka.

Durante una conferencia de prensa realizada este viernes, Putin ha declarado tajante que "todo está progresando según lo planeado": "Durante los días 7 y 8 de julio, se llevarán a cabo las preparaciones necesarias para este despliegue. Posteriormente, Después pondremos en marcha medidas para la obtención de diferentes tipos de armamento. Todo está planeado". El mandatario ruso también ha mencionado que sostendrá una reunión cara a cara con su homólogo bielorruso, Alexander Lukashenko, para discutir asuntos relacionados con la seguridad. Putin ha expresado su confianza en la estabilización de la situación actual y ha afirmado que "en general, la situación está controlada". "Y diría que es incluso favorable. Confío plenamente en ello", ha añadido.

No es la primera vez que el líder del Kremlin menciona el despliegue de armas nucleares en Bielorrusia. De hecho, el pasado 25 de marzo, Putin anunció que, respondiendo a una solicitud de Bielorrusia, se instalarían armas nucleares tácticas en el país, tomando “como ejemplo la estrategia de Estados Unidos y sus aliados”. También aseguró que para el 1 de julio estaría lista una instalación de almacenamiento de armas nucleares en territorio bielorruso. Hasta el momento, Rusia ya ha enviado un sistema de misiles conocido como “Iskander” a Bielorrusia, el cual tiene capacidad para transportar ojivas nucleares. Además, ha provisto a su país vecino de equipamiento necesario para hacer uso de munición especializada.

Este anuncio ha generado una gran preocupación tanto a nivel regional como internacional. La presencia de armas nucleares en Bielorrusia podría aumentar las tensiones en la región y tener repercusiones significativas en la estabilidad global. Múltiples países han expresado su inquietud ante esta medida y han llamado a la moderación y al diálogo para evitar una escalada de conflictos. A nadie se le escapa que ese aviso de despliegue de armamento nuclear en Bielorrusia no solo afecta a la seguridad regional, sino que también abre nuevos planteamientos sobre el cumplimiento de los tratados internacionales de no proliferación nuclear. La comunidad internacional ya ha subrayado la importancia de respetar estos acuerdos y de garantizar la seguridad y estabilidad en la región.

De hecho, la nueva amenaza nuclear anunciada por Putin ocurre el mismo día que los aliados de la OTAN han denunciado la decisión de Rusia de abandonar el Tratado sobre las Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE) y mientras solicitan a Moscú que reconsidere la decisión antes de que la retirada entre en vigor.

En un comunicado, los miembros de la Alianza Atlántica defienden que el tratado es una "piedra angular de la arquitectura de seguridad europea" y lamentan que la actitud de Putin está plagada de acciones que "socavan sistemáticamente la seguridad euroatlántica".

"La decisión de Rusia demuestra una vez más el continuo desprecio de Moscú por el control de armamentos, incluida la reciprocidad, la transparencia, el cumplimiento y la verificación. Hemos pedido repetidamente a Rusia que cumpla el Tratado. Rusia no se ha comprometido constructivamente y no ha dado pasos hacia el pleno cumplimiento", han insistido los miembros de la OTAN a través del comunicado.

Así, el anuncio del despliegue de armas nucleares en Bielorrusia por parte del presidente ruso, Vladimir Putin, ha generado preocupación a nivel mundial. La implementación de este armamento en un país vecino a Ucrania, en medio de la invasión en curso, plantea serias interrogantes sobre la seguridad y estabilidad en la región. La comunidad internacional continúa observando de cerca los acontecimientos e instando al diálogo y a la moderación en aras de la paz y de una seguridad global que no se otea en ningún horizonte cercano.