Creo que la sociedad es consciente de que el sistema multilateral y de cooperación al desarrollo, a pesar de ser uno de los grandes logros de la humanidad, se encuentra ya no solo cuestionado sino que está siendo combatido y erosionado desde las posiciones de la ultraderecha mundial.

Hablar de multilateralismo no es solo hablar de derechos humanos y solidaridad, es también la única garantía de estabilidad que conocemos, ya que promueve el desarrollo sostenible, inclusivo y equitativo con el último objetivo de erradicar la pobreza y las desigualdades. Objetivos radicados la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, tan denostada y odiada por esa misma alianza de ultraderechistas , negacionistas climáticos, supremacistas y antifeministas.

La sociedad civil no debería asistir impasible a la destrucción del concepto de derecho internacional humanitario, a los terribles recortes en cooperación al desarrollo, no solo de los EEUU. También países europeos como Francia, Reino Unido y Alemania están aprobando recortes que están costando ya incontables vidas entre los sectores más vulnerables de la población mundial.

En estos cuatro días de la IV Cumbre de Financiación al Desarrollo de Naciones Unidas en Sevilla se ha constatado el reconocimiento al liderazgo de España frente a estos ataques a la legalidad internacional y su buen hacer en cooperación, tanto de las agencias gubernamentales y autonómicas, como de las ONGs y la sociedad civil organizada.

Ante este escenario que se dibuja después de más de 80 años de un multilateralismo basado en la cooperación, no siempre perfecto, nuestro gobierno con el presidente Pedro Sánchez a la cabeza ha pasado a la acción, consciente de que el modelo de gobernanza global debe ser perfeccionado y no atacado, fomentado y no demonizado, siempre en aras de la justicia social global.

El compromiso de nuestro país se refleja en el llamado Plan Sevilla de Apoyo al Multilateralismo y se articula en torno a tres ejes, las 3Rs: Refugio, Refuerzo y Reforma. Estas 3Rs a su vez comprenden una serie de iniciativas que ya han sido anunciadas en la cumbre por el Presidente Sánchez y de las que cabría destacar la apertura de la nueva Casa de la ONU en Madrid y el firme compromiso de avanzar en financiación a la cooperación al desarrollo para que en 2030 le dediquemos el 0,7 %de nuestro PIB.

España, y creo intuir que la gran mayoría de la ciudadanía de nuestro país, es plenamente consciente del momento geopolítico que atravesamos. Como en toda crisis, esta situación también puede constituir una oportunidad para renovar nuestra apuesta como sociedad para caminar hacia un mundo más sostenible, más justo y más democrático. Un mundo donde el multilateralismo y la cooperación se pongan al servicio de las personas y no al servicio de determinadas potencias y de sus agendas.

No es buenismo, es humanismo.

Luisa García Gurrutxaga

Diputada por Gipuzkoa. Portavoz de Cooperación Internacional. Grupo Parlamentario Socialista