El tiranicidio es un concepto antiguo que se remonta a la Antigua Grecia. Darle muerte al tirano lo justifican porque ese gobernante se ha convertido en déspota o criminal. Al asesinar a un déspota, y solamente a él, no se sacrifican inocentes. Cabe recordar esta cita atribuida a Thomas Jefferson: “El árbol de la libertad debe ser regado con la sangre de los patriotas y de los tiranos”. Santo Tomás de Aquino señala en su “Gobierno de los Príncipes” que el tirano desprecia el bien común y busca el bien privado por lo que “se ha de proceder contra la maldad del tirano por autoridad pública…Cuando la tiranía es en exceso intolerable, algunos piensan que es virtud de fortaleza el matar al tirano”. En la segunda guerra mundial, Estados Unidos planeó asesinar al general japonés Isororu Yamamoto, ideólogo del ataque a Pearl Harbor. El presidente Obama apareció ufano y satisfecho el día en que un pelotón de la SEAL (fuerza de operaciones especiales de la Armada de los Estados Unidos) asesinó a Osama Bin Laden en Pakistán. Esos y otros argumentos alimentan a quienes creen que atentar contra Vladimir Putin, sería un mal menor comparado con los miles de muertos que la invasión de Ucrania va a contabilizar finalmente sería una alternativa muy difícil.

Putin, un “paranoico por ser asesinado”

Matarlo al déspota ruso para detener la guerra y sus apetencias imperiales, se trata de un objetivo arduo y arriesgado. Putin apenas sale del Kremlin y cuando raramente lo hace, va acompañado de unas medidas de seguridad inmensa y muy fiel. Putin está protegido las 24 horas del día, los 7 días de la semana por uno de los equipos de seguridad más eficaces y amplios de los conocidos mundialmente. Según una experta del Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, el líder ruso está extremadamente “paranoico por ser asesinado”. A ello hay que sumarle que los poderosos servicios secretos rusos están en permanente estudio de esa posibilidad y muy atentos a ese escenario que puede ser posible. Recordemos que un francotirador ucraniano acertó a dar en la cabeza, y eliminar de un solo disparo, a un general de Putin al comienzo de la guerra desde una distancia de kilómetro y medio.

A esta teoría del tiranicidio con diana en Putin se ha sumado públicamente todo un abanico variopinto de personajes. Es el objetivo de un senador americano, de un millonario ruso, de un ministro europeo, de un coronel británico y el último conocido, un “segurata” granadino. Unos alientan, lo plantean y otros están dispuestos a apretar el gatillo personalmente.

El empresario ruso Alex Konanykhin

El primero en salir a la palestra del magnicidio fue el empresario ruso Alex Konanykhin al ofrecer una recompensa de un millón de dólares a "cualquier oficial de policía que, cumpliendo con su deber constitucional, arreste a Vladimir Putin como un criminal de guerra según el derecho ruso e internacional". Al mismo tiempo insertó en su muro de Facebook una foto al estilo del Lejano Oeste con el texto "se busca vivo o muerto". Este empresario de 55 años fue uno de los primeros millonarios del país tras la caída del Telón de Acero. Antiguo miembro del círculo político del expresidente Boris Yeltsin, fundó en 1991, a la edad de 25 años, el Russian Exchange Bank, el mayor banco comercial ruso. En 1992 desertó a los Estados Unidos. En 1999 se convirtió en la primera persona a la que se le concedió asilo político por oponerse a la corrupción en la Rusia postsoviética. Alex Konanykhin desveló que sufrió un secuestro en 1992 en un viaje de negocios a Budapest que algunos medios atribuyeron al crimen organizado ruso que habría pagado para eliminarlo. En esos momentos del rapto le fueron incautados sus activos comerciales en Rusia. Huyó a EEUU con pasaportes escondidos para así evitar al KGB y a la mafia rusa.

Un veterano senador de EEUU pide “un coronel Stauffenberg más exitoso"

Prácticamente en paralelo un veterano político estadounidense, el senador Lindsey Graham, anunciaba en una entrevista televisiva lo siguiente: “Aquel ruso que acabe con la vida del presidente Putin estará haciendo un gran servicio a su país y al mundo". Pidió que "alguien en Rusia" asesine a su presidente tras invadir Ucrania. "¿Cómo termina esto? Alguien en Rusia debe levantarse (...) y acabar con este tipo", dijo el senador en la conservadora cadena Fox News. El senador por Carolina del Sur, que llegó a ser candidato presidencial por el Partido Republicano, se preguntó si existía "un coronel Stauffenberg más exitoso" en el ejército ruso. Stauffenberg fue el oficial alemán que intentó matar a Adolf Hitler en 1944.

El ministro de Exteriores de Luxemburgo

El responsable de la diplomacia de Luxemburgo, Jean Asselborn, hizo una reflexión en público en ese mismo sentido del tiranicidio a principios de marzo. Mientras Vladimir Putin siga como presidente de Rusia, "no puede haber solución" al conflicto en Ucrania, dijo. Asselborn llegó a plantear su "eliminación física"."Si el pueblo ruso supiera el número de muertos que (Putin) tiene sobre su conciencia, el Kremlin sería derrocado". "Ojalá se le pudiera eliminar físicamente para detenerlo. Me parece la única opción". Tratándose de un responsable de la política exterior de un país de la Unión Europea, el tema planteado en una entrevista a la emisora de radio tiene mayor trascendencia.

Coronel británico que dirigió las tropas en Afganistán: “La OTAN no debe descartar matar a Putin”

“La OTAN debería considerar eliminar a Vladimir Putin, incluso si en última instancia no es viable”. Esta nueva idea de justificar el tiranicidio contra el mandatario ruso amparada y ejecutada por la Alianza Atlántica, vino de la mano del coronel del ejército británico Richard Kemp. El coronel Kemp dirigió las tropas británicas en Afganistán. En unas declaraciones al Mirror se expresó así: “La OTAN debería considerar todas las opciones para sacarlo del poder. Eso incluiría matarlo, aunque no es probable que sea viable o deseable”. Este militar ya retirado razonó que aunque un asesinato puede ser inaceptable para mucha gente, también puede ser la única forma de terminar la guerra y prevenir futuros conflictos. “Su vida no tiene mayor valor que las vidas de los miles que ya asesinó en Ucrania y en otros lugares y que bien podría matar en el futuro. Se trata del ‘Comandante en Jefe Supremo’ de las fuerzas rusas que ordenó una guerra de agresión ilegal y es un objetivo legítimo”.

El “segurata” de Granada que se ha ido a Ucrania: “Voy a matar a Putin”

El último personaje que ha hecho públicas sus intenciones tiranicidas contra Putin es Georgi, un georgiano residente en Granada, que se fue la pasada semana desde España a Kiev para combatir contra los rusos y, de paso, “matar a Putin”. Tiene motivos entendibles para ello pues sufrió en 2008 los tanques de Putin que invadieron Georgia. Georgi se enfrentó al ejército invasor desde el batallón 41. Antes, en 2004, siendo un niño, ayudó a sacar cadáveres del campo de batalla en la guerra del Cáucaso. Ahora se ha ido a Kiev dejando su trabajo de guardia de seguridad y su vida junto a su esposa en Granada para “plantar cara” a las intenciones del sátrapa ruso: "Voy a matar a Putin", dijo antes de partir hacia Ucrania para unirse a una brigada de georgianos expertos en otras guerras. Georgianos que como Georgi están agradecidos al pueblo ucraniano por el apoyo que recibieron a principios del 200o cuando Georgia estuvo en guerra con Rusia.