La presión no existe para Vladimir Putin. Pese a las infinitas reacciones que se han producido tras la ofensiva militar de Rusia contra Ucrania, el presidente ruso sigue marcando los tiempos e imponiendo su discurso, sin dejarse llevar por el pesimismo tras la batería de sanciones anunciadas por Estados Unidos y la Unión Europea –se espera que en los próximos días vengan más, y más severas-.

En este sentido, este viernes Putin ha dado una de cal y otra de arena, confirmando que no va a dar por zanjada la guerra hasta que la solución pactada sea del agrado del Kremlin, sin importar cuánto pueda tardar eso y cuántas vidas inocentes se lleve por el camino. En primer lugar, el presidente ruso, poco más de 24 horas después del ataque de Rusia a Ucrania, ha sorprendido a propios y extraños al aceptar la oferta de su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski, de emprender un proceso de diálogo “para detener la muerte de personas”.

“En respuesta a la petición del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, estamos dispuestos a enviar representantes del Ministerio de Exteriores y la Presidencia para unas negociaciones”, ha señalado el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, según ha informado la agencia rusa de noticias Sputnik.

Asimismo, Peskov ha indicado que el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko (principal aliado de Rusia en este conflicto), ha trasladado a su homólogo ruso que las autoridades de Bielorrusia están preparadas para garantizar la seguridad de las negociaciones entre ambos países: “Putin ha hablado hoy por teléfono con Lukashenko, quien ha asegurado que está preparado para crear todas las condiciones necesarias para la llegada de las delegaciones, garantizar su seguridad e integridad y celebrar las mencionadas negociaciones".

Una oferta que Putin ha aceptado pese a las duras palabras que su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, ha vertido contra Zelenski, a quien ha acusado de “mentir”, ya que se habría negado en los últimos años a aplicar los Acuerdos de Minsk para acabar con el conflicto en el Donbás. “Ha estado buscando refugio en Occidente. No hay garantías de que vaya a haber resultados prácticos”, ha subrayado el jefe de la diplomacia rusa, quien ha vuelto a incidir en que Rusia “está preparada para mantener conversaciones en cualquier momento, una vez las Fuerzas Armadas respondan al llamamiento del presidente (ruso), pongan fin a la resistencia y entreguen las armas.

Putin insta al Ejército ucraniano a dar un golpe de Estado

Una rebaja de la tensión que no ha durado mucho tiempo, puesto que un par de horas después de aceptar la oferta de Zelenski, el propio Putin ha llamado al Ejército ucraniano a asumir el poder por la fuerza ante la incapacidad de las autoridades ucranianas, a los que ha llegado a calificar de "drogadictos" y "neonazis".

"Me gustaría dirigirme a los hombres del Ejército ucraniano, no permitan que estos nacionalistas usen a sus mujeres, a sus hijos, a sus ancianos como escudos humanos. Tomen el poder en sus propias manos", ha declarado el presidente ruso durante una reunión especial del Consejo de Seguridad Nacional recogido por la cadena de televisión rusa RBC.

"Parece que para nosotros será más fácil negociar con ustedes que con esta pandilla de drogadictos y neonazis de Kiev que han tomado a todo el pueblo ucraniano como rehén", ha añadido Putin, quien ha aprovechado su comparecencia para “elogiar la eficacia de las Fuerzas Armadas rusas”, de quienes ha destacado que “han estado actuando de manera honorable y heroica para proteger al pueblo ruso y su patria”.

Casi 70.000 personas han huido ya de Ucrania

Paralelamente a estas negociaciones (de momento infructuosas), el número de personas que han abandonado Ucrania por los pasos terrestres que conectan con países vecinos no para de crecer. Teniendo en cuenta las cifras que han ofrecido este viernes los distintos gobiernos, ya serían más de 67.000 los refugiados desde el inicio el jueves de la ofensiva militar rusa.

De esas casi 70.000 personas, solo 20.000 han llegado a Moldavia, de los cuales 386 ya han pedido asilo a las autoridades moldavas, según ha detallado la primera ministra del país, Natalia Gavrilita. Por su parte, Polonia ha recibido más de 29.000 refugiados, según la última estimación ofrecida por el Ministerio del Interior.

A Rumanía, que también comparte parte de su frontera con Ucrania, han llegado más de 10.000 personas en apenas 24 horas, según el ministro del Interior, Lucian Bode, que ha confirmado que el flujo de llegadas se ha disparado desde que Putin diese orden de iniciar la invasión. No obstante, las autoridades rumanas han precisado que no todas estas personas quieren quedarse en el país, ya que más de 3.600 han seguido su viaje con vistas a llegar a otros países, como por ejemplo Bulgaria y Serbia, informa Bloomberg.

Los medios húngaros dan cuenta también de largas colas al otro lado de la frontera con Ucrania y el portal informativo del Gobierno estima que son ya varios cientos --unos 500-- los ciudadanos que han llegado a Hungría en las últimas horas.

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, tradicionalmente crítico con los migrantes, ha adoptado en esta ocasión medidas excepcionales para permitir la entrada desde Ucrania. "No sabemos cuánto tiempo estarán abiertas las fronteras y decidimos irnos inmediatamente", cuenta uno de estos migrantes, según la agencia oficial.

Eslovaquia ha abierto cuatro centros de acogida en la frontera y desplegado efectivos militares para responder al aumento de las llegadas desde Ucrania. El Ministerio del Interior ha registrado ya unas 7.500 entradas, según el portal de noticias Aktuality.

Los casi 70.000 refugiados notificados ya por los países vecinos a Ucrania podrían ser solo el inicio de un éxodo masivo que, según la ONU, amenaza con alcanzar los cuatro o incluso los cinco millones, en función de cómo evolucionen los acontecimientos sobre el terreno en los próximos días.