La Mesa del Parlamento Europeo, el órgano que dirige la institución, ha debatido este lunes la posibilidad de permitir el uso de las lenguas cooficiales de España (catalán, euskera y gallego) en las sesiones plenarias de la Eurocámara, un asunto que llevaba aparcado desde que el Gobierno español lo solicitó formalmente en septiembre de 2022. Sin embargo, no se ha tomado ninguna decisión al respecto, a la espera de lo que ocurra en el Consejo Europeo, donde el próximo martes 19 de septiembre se tratará la propuesta de España para que estas lenguas se conviertan en oficiales dentro de la Unión Europea.

La iniciativa del Gobierno español responde al compromiso del presidente Pedro Sánchez con los partidos nacionalistas que le apoyaron en su investidura, especialmente ERC, que ha reclamado reiteradamente el reconocimiento del catalán como lengua oficial en Europa. Según el PSOE, se trata de "impulsar el uso de las lenguas cooficiales en las instituciones comunitarias" y de "fomentar el respeto y protección de la pluralidad lingüística española". El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, envió una carta al Consejo Europeo el pasado 30 de agosto para solicitar formalmente la inclusión del catalán, el euskera y el gallego como lenguas oficiales de la UE, lo que supondría que se pudieran usar en todas las instituciones y documentos europeos.

La petición española ha generado un debate en el seno de la Unión Europea, donde no existe un criterio único sobre el reconocimiento de las lenguas regionales o minoritarias. Algunos países, como Francia, Italia o Alemania, se han mostrado contrarios a ampliar el número de lenguas oficiales, que actualmente son 24, por el coste económico y administrativo que supondría. Otros, como Irlanda o Malta, han apoyado la propuesta española, al considerar que se trata de una cuestión de respeto a la diversidad cultural y lingüística de Europa.

La medida se aplica desde el año 2006

El Parlamento Europeo, por su parte, ha mostrado una actitud más favorable al uso de las lenguas cooficiales de España en sus plenos, aunque con algunas condiciones. Según fuentes parlamentarias, la Mesa del Parlamento ha debatido este lunes la posibilidad de permitir que los eurodiputados puedan intervenir en catalán, euskera o gallego en las sesiones plenarias, siempre que lo soliciten con antelación y que asuman el coste de la interpretación. Esta medida ya se aplica desde 2006 para otras lenguas regionales o minoritarias reconocidas por los Estados miembros, como el gaélico irlandés, el escocés o el galés.

Sin embargo, la Mesa del Parlamento no ha tomado ninguna decisión al respecto, a la espera de lo que ocurra en el Consejo Europeo, donde se decidirá si se acepta o no la propuesta española de convertir el catalán, el euskera y el gallego en lenguas oficiales de la UE. Si el Consejo da luz verde a la iniciativa, el Parlamento tendrá que adaptar su reglamento interno para incorporar estas lenguas en todas sus actividades y documentos. Si el Consejo la rechaza, el Parlamento podrá seguir debatiendo sobre la posibilidad de permitir su uso solo en los plenos.

La decisión final sobre el uso de las lenguas cooficiales de España en el Parlamento Europeo se espera para finales de este año o principios del próximo. Mientras tanto, los partidos nacionalistas españoles han celebrado el debate como un paso adelante para lograr el reconocimiento del catalán, el euskera y el gallego en Europa. Por su parte, los partidos constitucionalistas han criticado la iniciativa del Gobierno como una concesión innecesaria al independentismo y una fuente de división y fragmentación dentro de España y de la UE.

La Eurocámara da el primer paso para sumar 15 escaños en las próximas europeas, incluidos dos para España

Asimismo, también este lunes la comisión de Asuntos Constitucionales del Parlamento Europeo ha dado su visto bueno a los cambios para sumar quince escaños a la composición de la Eurocámara en las próximas elecciones europeas de junio de 2024 -pasando de los 705 eurodiputados actuales a 720-; una distribución que necesita aún la validación del pleno el próximo miércoles y que prevé asignar a España dos de los nuevos escaños creados.

En su propuesta inicial, la Eurocámara planteó añadir once eurodiputados -incluidos los dos para España--, pero los Veintisiete elevaron la propuesta a un total de quince nuevos escaños para que Francia, Bélgica y Polonia sumen también representantes. De este modo, la nueva composición que resultará de las elecciones europeas del próximo año otorgará dos escaños más a España (hasta los 61), Francia (hasta los 81) y Países Bajos (hasta 31). Ganarán un representante Austria (hasta 20), Dinamarca (hasta 15), Finlandia (hasta 15), Irlanda (14), Eslovenia (9), Letonia (9) y Bélgica y Polonia (hasta los 22 y 53 respectivamente).

Las próximas elecciones al Parlamento Europeo se celebrarán entre el 6 y el 9 de junio de 2024 en toda la Unión Europea (el domingo 9 en el caso de España) y, antes de cada cambio de legislatura, la Eurocámara revisa su composición en base a criterios marcados por los Tratados.

Por ejemplo, el Hemiciclo nunca debe superar los 750 escaños más la presidencia y cada país debe tener al menos seis escaños y no más de 96 (con principio de proporcionalidad regresiva). Esta revisión debe tener también en cuenta los cambios demográficos en los distintos Estados miembro.