En Melbourne, por segunda vez consecutiva desde la semana pasada, más de 15.000 personas se han congregado en plazas y calles de la ciudad para protestar contra los ataques a los palestinos en Gaza.

Aquí, líderes de las comunidades musulmanas arremetieron contra el gobierno federal criticando el apoyo que estaba dispensando a las autoridades israelíes; lo mismo que activistas, que unificaron su grito bajo el de “vergüenza”

Entre tanto, en Sídney más de 20.000 personas acudieron a lugares emblemáticos de la ciudad portando pancartas y banderas palestinas reclamando el final de los bombardeos que se han producido durante las últimas dos semanas en la Franja de Gaza. Además, Adam Bandt, líder parlamentario de la agrupación política de los Verdes ha destacado que la guerra que se está librando en la Franja es un “castigo colectivo y un crimen de guerra”. Entretanto, las concentraciones en apoyo a los palestinos de  también tuvieron lugar en las ciudades de Perth, Hobart, y Brisbane.

Por otro lado, y al margen de las declaraciones del político de los Verdes, hay que destacar que en la víspera del viaje del primer ministro australiano a Estados Unidos (EEUU), dos miembros musulmanes del gobierno criticaron con rotundidad los castigos que sufrían los palestinos de la Franja de Gaza.

La ministra Anne Ally, encargada en asuntos de la tercera edad, destacó que los palestinos estaban sufriendo ataques indiscriminados por las fuerzas israelíes. En este sentido, hizo un llamamiento a la ciudadanía australiana para que prestaran su apoyo a los habitantes de Gaza.

Por su parte, Ed Hussic, también musulmán y representante del ministerio de Industria y Ciencias, propuso que era necesario facilitar a los palestinos de la Franja de Gaza ayuda humanitaria para que puedan sobrevivir. Al mismo tiempo, y coincidiendo con las declaraciones de los dos ministros, el Jefe del Ejecutivo dio a conocer que se incrementarían las ayudas económicas de 50 millones de dólares a sinagogas y mezquitas por razones de seguridad, del mismo modo que a 177 escuelas.

En la guerra nadie gana

Desde Australia, Sarah Saaroni, hablaba, desde lejos pero con el corazón en un puño del conflicto. Sarah tiene 97 años y ha visto de todo. Ahora vive en Melbourne, pero durante muchos años ha estado viviendo en varios países no por voluntad propia sino por las circunstancias que han rodeado su vida. Así, en una entrevista con la periodista Melisa Cunningham apostillaba que ella había sido uno de los primeros judíos cuando Israel consiguió la independencia en 1948.

Retomando la conversación sobre los enfrentamientos que en la actualidad se libran en la Franja de Gaza, sostenía sin titubear que las víctimas de la guerra entre ambos bandos son niños, familias y personas inocentes. A continuación, subrayaba la amargura y las escenas terroríficas que veía a diario en televisión en su casa: “Obedecen a un mundo de odios y resentimientos, un mundo que deberíamos aprovechar para vivir con la paz y esperanzas de un futuro mejor”

Activista y autora de un libro que relata sus experiencias de su vida, sabe de sobra de qué va la guerra. En 1942, cuando tenía 16 años, se hizo pasar por una ciudadana polaca cristiana, pero fue encarcelada y enviada a uno de campos de exterminio en Polonia durante el régimen nazi.

Después de la II Guerra Mundial tuvo que atravesar varios países hasta llegar a Palestina. Allí tuvo un enfrentamiento con la autoridades británicas y organizó un grupo de mujeres para emprender una huelga de hambre, un suceso que fue publicado en portada por periódicos de medio mundo.

Después de todo ello, Sarah estudió Arte inspirándose sobre los sucesos de la guerra y fue invitada a varios países para presentar sus trabajos en sinagogas y museos.

Así opera Hamás

En declaraciones al Sydney Morning Herald, Peter Marshall, criminólogo, ha destacado que Israel tiene todo el derecho a defenderse sobre las acciones de Hamas. Sin embargo, responder con represalias y venganzas no es compatible con la defensa.

En este sentido el criminólogo propone como ejemplos el hecho de cortar el agua y el suministro eléctrico a dos millones de habitantes que viven en la Franja de Gaza. A continuación, subraya que no es su intención atenuar la violencia de los militantes de Hamás causando la muerte de personas civiles, pero que este tipo de acciones que están ocurriendo da lugar a que palestinos e israelíes generen nuevas olas de extremistas resentidos y rencorosos.

Marshall nació en el Norte de Irlanda y consiguió el grado de honor en los estudios de Psicología en la universidad de Belfast. A continuación, estuvo empleado en su capacidad de criminólogo para el gobierno en Londres. En 1997 se radicó en Australia en la ciudad de Perth. En su hoja de servicios también figura haber sido miembro activo de la Asociación de las brigadas de bomberos y sus labores en el área de la salud mental. Además, es un activista que defiende a ultranza la integridad del gobierno de turno, la justicia social, el cambio climático, y la defensa de los pueblos originarios de Australia.

En la actualidad, está trabajando en el Ayuntamiento de Palerang en la demarcación estatal de Nueva Gales del Sur.