Los Boy Scouts de América (BSA, por sus siglas en inglés) se han declarado en quiebra con un doble objetivo: compensar a las víctimas de abusos y poder continuar llevando a cabo su misión en un futuro, según ha informado la organización.

En un comunicado, la organización se acoge al Capítulo 11 del Código de Bancarrota de Estados Unidos con la intención de utilizar el mismo "para crear un fideicomiso de compensación para las víctimas". Mientras tanto, los programas relativos a la exploración que lleva a cabo la organización "continuarán durante todo este proceso y durante muchos años", añade el texto.

El comunicado precisa que la organización "tiene la intención de mantener sus compromisos con sus miembros, familias, líderes voluntarios, empleados, jubilados, donantes y ex alumnos en la mayor medida permitida por las leyes de bancarrota". "La organización también pagará a sus proveedores y socios por todos los bienes y servicios entregados desde hoy adelante", prosiguen.

En cualquier caso, los Boy Scouts precisan que los consejos locales (que brindan apoyo programático, financiero, de instalaciones y administrativo a las unidades de exploración en sus comunidades) no se han declarado en bancarrota al estar legalmente diferenciados de la organización nacional.

"La BSA se preocupa profundamente por todas las víctimas de abuso y se disculpa sinceramente con cualquiera que haya sido perjudicado durante su tiempo en el Movimiento Scout. Estamos indignados de que haya habido ocasiones en que las personas aprovecharon nuestros programas para dañar a niños inocentes", ha afirmado el presidente y director ejecutivo, Roger Mosby.

Los Boy Scouts de América se enfrentan a cientos de demandas por abuso sexual. Los medios de comunicación del país habían indicado que el anuncio de bancarrota era "inminente".