El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha creado polémica por comparar el coronavirus con la lluvia, "le va a caer a todo el mundo", y ha zanjado algo que se preveía desde que comenzó el desarrollo de la vacuna, a tenor de sus afirmaciones, que no se la pondrá.

"Como ciudadano es una cosa y como presidente es otra, pero como nunca me he escondido, lo digo, no voy a tomar la vacuna. Si alguien cree que mi vida esta en peligro es mi problema y punto final", ha resuelto.

"Desde el inicio siempre he dicho que este virus es como la lluvia, le va a caer a todo el mundo. Y otra cosa, quien tome la vacuna, en dos, tres, cuatro años, va a tener que tomarla otra vez, en caso contrario volverá a estar contagiado", ha añadido. Pero siguió insistiendo en su postura asegurando que "Hay que respetar a quien no quiera tomarla. No puede ser obligatorio".

A pesar de que el presidente brasileño ha asegurado no estar en contra de la vacuna, ha aprovechado nuevamente la ocasión para deslizar dudas acerca de la idoneidad de someterse a ella, ya que en los propios acuerdos de las farmacéuticas, éstas "no se responsabilizan de cualquier efecto secundario".

"Esto enciende una luz amarilla. Le preguntamos a la gente, ¿van a tomar estas vacunas? Los grandes medios no hablan de medicina. ¿Qué es la medicina? La hidroxicloroquina", ha explicado el presidente brasileño para promover el uso de este fármaco contra la malaria, pese a no existir estudios acerca de su efectividad contra el coronavirus.

"No estoy en contra de la vacuna, pero estoy plenamente a favor de este tratamiento preventivo. En cuanto que no haya una vacuna realmente confiable, una vez se contrae la COVID-19, yo recomiendo que se hagan estos tratamientos preventivos", ha dicho. La utilización de este medicamento se convirtió en cuestión de Estado en Brasil después de que el propio presidente lo consumiese tras dar positivo. Sus anteriores ministros de Salud, Luiz Henrique Mandetta y Nelson Teich, optaron por dejar el cargo por las grandes diferencias acerca de la conveniencia de administrar el fármaco a los enfermos por el virus.

Bolsonaro da "luz verde" a cualquier vacuna con el aval de Avinsa

Bolsonaro también ha anunciado que ha dado "luz verde" a la compra de cualquier vacuna contra el coronavirus, siempre que cuente con el aval de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa). El texto contempla un gasto de 20.000 millones de reales (3.200 millones de euros) para la adquisición de las mismas.

Con esta aclaración parece zanjar así la polémica surgida sobre su inicial reticencia a adquirir la vacuna de la farmacéutica china Sinovac, que se desarrolló en colaboración con el Gobierno de Sao Paulo de Joao Doria, uno de sus rivales políticos.

"China, lamentablemente, tiene mucho descrédito por parte de la población, sobre todo porque, como muchos dicen, este virus habría nacido allí", dijo Bolsonaro, quien llegó a desmentir públicamente a su tercer ministro de Salud, Eduardo Pazuello, quien avanzó que sí se compraría la vacuna de Sinovac.

Brasil, aparte de estos 3.200 millones de euros para vacunas, ha destinado otros 1.900 millones de reales (305.000 euros) para unas cien millones de dosis de la candidata desarrollada por la Universidad de Oxford y el laboratorio AstraZeneca.

Además, ha cerrado un acuerdo previo para adquirir 42,5 millones de dosis a través del proyecto Covax Facility, destinado a acelerar el desarrollo, la producción y el acceso equitativo a las vacunas contra el coronavirus, a través de la Organización Mundial de la Salud (OMS), mientras que también negocia con Pfizer la compra de otras 70 millones de dosis.

Los datos epidemiológicos de Brasil siguen creando alarma debido a sus altas cifras de contagios y fallecidos. En total, el país cuenta con 6.970.034 casos acumulados y 182.799 decesos.