China y Estados Unidos, los dos países que provocan los mayores emisores de gases de efecto invernadero, han prometido intensificar la lucha contra la degradación de los gases tóxicos en la Cumbre Climática de Glasgow.

John Kerry, enviado especial de Estados Unidos, en representación del Gobierno, para asuntos medioambientales en declaraciones a la emisora Radio National dijo que los participantes que acudieron a la conferencia habían dado grandes pasos en la lucha contra el deterioro de la atmósfera.

Sin embargo, en respuesta a la periodista Frank Kelly, el portavoz del concilio australiano encargado de estudios de investigación de asuntos ecológicos, Simon Brasdshaw, dio a entender que estaba muy disgustado sobre las propuestas del Gobierno federal por no hacer lo suficiente para evitar el calentamiento de la Tierra.

Como ejemplos encomiables destacó a China y Estados Unidos en su empeño de alcanzar sus objetivos de contener el calentamiento global a un máximo de un grado y medio centígrados. Además, enfatizó que las dos grandes potencias del mundo habían entrado en una dinámica de colaboración, para evitar emisiones de gases nocivos.

Finalmente, en sus declaraciones a la emisora australiana, Bradshaw remarcó que Australia había mordido el polvo, o dicho de otra forma, había sido humillado en el curso de los debates por la falta de progreso, por no abordar objetivos de gran importancia como los riesgos del calentamiento de la tierra, o no estar de acuerdo con los baremos establecidos para el año 2030  

Cuando la periodista replicó que el primer ministro, Scott Morrison había hecho sus deberes con la propuesta de recortar emisiones de gas el 30 por ciento para el año 2030 y, por otro lado, la falta de consideración por parte del presidente Xi Jinping de no acudir a la Conferencia, una pregunta que el investigador no dio gran importancia por cuanto otros dignatarios del mundo también estuvieron ausentes.

De cualquier modo, el representante científico del Concilio añadió que Australia, siendo un país con grandes recursos, tenía la obligación de dar ejemplo al resto del mundo en adoptar políticas de gran calado, para evitar los riesgos que enfrenta la humanidad

En este contexto, el primer ministro australiano respondió a sus detractores diciendo que había creado un fondo especial valorado en 1.000 millones de dólares para incentivar a la comunidad científica desarrollar tecnologías de punta con el fin de contrarrestar las emisiones de gases tóxicos.

Abundando en detalles, añadió que en realidad el sector privado pondría en circulación 100 billones de dólares para dar respuesta a las inquietudes sobre el deterioro de la tierra.

Y para concluir señaló que "su gobierno no está por la labor de controlar las vidas de los ciudadanos diciéndoles lo que tienen que hacer. Es el gran capital, son las grandes empresas privadas de tecnología las que, a fin de cuentas van a resolver los problemas medioambientales".

Mientras tanto, en la banda opuesta, el líder de la oposición, Anthony Albanese, sostenía que de alguna manera la intervención del primer ministro era jocosa, preñada de puras tonterías.

Sin embargo, sí que asumía las directrices del Ejecutivo de no moverse ni un milímetro sobre los objetivos de esperar hasta el 2050 en lugar del 2030 como hicieron muchos delegados que acudieron a la conferencia en su empeño de eliminar los gases de efecto invernadero.

En conversación con ElPlural.com, Sally, miembro del partido de los verdes, que prefirió no identificarse con su apellido, dijo que no estaba de acuerdo esperar hasta el 2050 para emprender los objetivos de terminar de una vez por todas con los riesgos del calentamiento de la tierra y la degradación del medio ambiente, incluyendo la famosa Gran Barrera de Coral del Estado de Queensland, que destaca, entre otras muchas atracciones por ser el arrecife más grande del mundo.