El número de fallecidos en el terremoto de Birmania ha ascendido a 3.600 personas y más de 5.000 heridos, según las últimas estimaciones dadas a conocer este lunes por la junta militar que gobierna el país. El desastre natural que sacudió al país y se sintió en China ha provocado, además, decenas de muertes en Tailandia. Con una magnitud de 7,7 en la escala de Richter, se considera el peor terremoto en un siglo.  

El recuento del domingo reflejaba 3.471 fallecidos y 4.671 heridos, mientras que ahora la cifra de heridos supera ya las 5.000 personas -con 5.017-, pero ahora son 160 los individuos que continúan en paradero desconocido debido al trágico seísmo, según ha informado el Consejo de Administración Estatal de Birmania a medios estatales chinos.

Los equipos de rescate desplegados sobre el terreno han alertado de que las fuertes lluvias registradas durante los últimos días, junto con el derrumbe de edificios que dificultan el paso, están complicando las labores, especialmente en Sagaing y Mandalay, las zonas más afectadas por el seísmo. La región está registrando la llegada de ayuda desde China, Estados Unidos, Sri Lanka y la India.  

Las precipitaciones y los fuertes vientos están afectando significativamente a los miles de personas que están viviendo en el lado de las calles en refugios temporales por el daño a sus hogares. Muchos temen que estas fuertes lluvias provoquen aún más daños estructurales a sus propiedades, a las que no han regresado por el miedo a un derrumbe completo a causa de las réplicas que vienen registrándose durante las últimas semanas.

El comunicado conjunto de la Unión Europea señala que más de 15 millones de personas están sufriendo de inseguridad alimentaria aguda y el riesgo de brotes, como cólera, está aumentando significativamente. Han hecho un llamamiento a la junta militar para que “reduzcan la escala” de la violencia y para que “respeten la ley humanitaria internacional y los derechos humanos internacionales”.

Un país en crisis

El país está sumido en una grave crisis interna desde el golpe de Estado de febrero de 2021, perpetrado por el Ejército para anular los resultados de las elecciones generales de noviembre de 2020. La represión posterior derivó en una guerra civil que ha tenido un enorme impacto sobre la población civil y que se ha visto ahora agravada por el seísmo.

En 2023, el país fue golpeado por un ciclón y su junta militar negó la entrada de ayuda humanitaria, violando al derecho internacional. Amnistía Internacional ha denunciado a la junta militar por su repetida violación a los derechos humanos. Por ello, su llamamiento internacional por ayuda humanitaria ha sido un acto inusual en este terremoto.

El alto comisario para los derechos humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Volker Türk, ha pedido que “se frene toda operación militar para que el foco se centre en ayudar a aquellos afectados por el terremoto, además de asegurar que haya acceso para organizaciones de ayuda humanitaria que están preparadas para ayudar sin obstáculos ”. “Espero que esta terrible tragedia sirva como un punto de inflexión para el país para que adopte una solución política más inclusiva”.

Actualmente, 1.5 millones de personas son refugiados, 4.3 millones están desplazadas internamente, y otro millón está sin estado o es un refugiado, de acuerdo con datos de la Alta Comisión de naciones Unidas para refugiados (UNHCR). El terremoto inevitablemente afectará estas cifras y es una dificultad significativa a enfrentar de cara a la recuperación del terremoto.

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