Han sido muchos los años en los que se ha achacado al Barcelona la postura mantenida con respecto a una utópica y 'futura' declaración de independencia de Cataluña. El viernes fue el día de todos aquellos que anhelaban la 'arcadia feliz'. Eso sí, cubierta bajo un manto - más bien edredón - de ilegalidad y oscurantismo, pues los diputados del Parlament votaron en secreto. Finalmente, se aprobó la resolución de la DUI, que desembocó en el júbilo que mostraron los desplazados a la Plaça Sant Jaume y en las sonrisas de los soberanistas en el interior del recinto 'democrático', con puños y bastones al cielo casi a partes iguales. 

Ante este hecho, el Gobierno de Mariano Rajoy reaccionó y disolvió el Parlament junto al anuncio de unas elecciones autonómicas en Cataluña para el 21 de diciembre, dos días antes del tercer Clásico de la temporada dicho sea de paso. Sin embargo, lo que ha sorprendido a propios y extraños es el mutismo instaurado en Can Barça tras la declaración de aquello por lo que llevan unos cuantos años luchando y apoyando con vehemencia. Una posición que el club adoptó con más fuerza cuando Joan Laporta aterrizó en la presidencia allá por 2003 y que no ha desaparecido hasta ahora al parecer.

La independencia y LaLiga

No han sido pocas las veces en las que se ha asegurado desde el club, a través de la voz de su actual presidente, Josep María Bartomeu, que en caso de una ansiada independencia del pueblo Catalán el Barcelona "jugaría donde los socios y la propia entidad deseara", pasando, de esta manera, por encima del organismo que rige la competición doméstica de la regularidad en España, LaLiga

Asimismo, en otras incontables ocasiones, la negativa y el rechazo a esa idea fue la respuesta dada por la LFP. Javier Tebas, presidente de este organismo, declaró que, en caso de independencia, los clubes catalanes no disputarían la competición, una postura a la que Josep María Bartomeu ha hecho caso omiso, declarando que el Barça jugaría donde ellos quisieran. 

El 1-O

Este día, marcado en rojo en el calendario soberanista, fue una de las jornadas en las que el Barcelona más se implicó con el desafío independentista. Durante unas horas, la disputa del partido que les enfrentaba ese mismo día contra Las Palmas estaba en duda. No por parte de LaLiga, que sostenía que debía disputarse con normalidad, sino por las protestas a la "represión policial" sufrida por el pueblo catalán por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Desde el propio Barcelona, de nuevo en voz de su presidente, reconocieron que no iban a disputar el partido para hacer ver al mundo lo que estaba ocurriendo en Cataluña. Finalmente, con amenaza de pérdida de seis puntos en su casillero y la acción de ciertos pesos pesados de la primera plantilla culé, el encuentro se disputó a puerta cerrada. Esto provocó un incontable número de críticas a la postura del club que, una vez más, no separaba política y deporte, olvidándose de los aficionados que sienten el Barça como suyo y son ajenos totalmente al sentimiento y a la causa independentista. 

Siempre implicados en la causa

Al contrario que sus vecinos del Espanyol, el Barcelona siempre ha estado en primera línea de fuego del independentismo, actuando como megáfono soberanista y adhiriéndose a todos los actos en pos de la autodeterminación. Incluso hace una semana, invitaron a los líderes de la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural al palco del Camp Nou para presenciar el encuentro ante Olympiacos y, de paso, protestar por la detención de los Jordis - Cuixart y Sànchez -. 

No obstante, pese a su apoyo férreo a la causa secesionista, el club encontró la negativa por respuesta, incluso con una dura crítica de la ANC a través de su perfil en Twitter, anunciando que no acudirían al partido porque consideraban que el Barça no estaba actuando de manera correcta tras anunciar una pancarta en la que se solicitaba "diálogo, respeto, deporte". Por su parte, Òmnium rechazo la invitación en protesta por la detención de Jordi Cuixart y preferían dejar el asiento vacío para dejar constancia de ello. 

El silencio culé

Por estos motivos resulta sorprendente que, una vez conseguido lo deseado, la respuesta del club sea un silencio sepulcral. Quizás por el temor a recibir las represalias del Gobierno con la activación del 155, por un mero asunto económico que tumbaría los presupuestos presentados hace escasos días por Bartomeu o, quizás, por una posible expulsión de la Liga Santander que dejaría a la entidad en una situación de desamparo absoluto ante el más que posible éxodo de jugadores a otros equipos. 

Sin embargo, desde el Barcelona parece que esta postura de prudencia se va a mantener y no se va a posicionar con respecto a lo ocurrido el pasado viernes en el Parlament de Cataluña.