Cuando pasaban quince minutos de las cinco de la tarde, el ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, hacía su entrada en la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados para ofrecer explicaciones tras el escándalo suscitado por el dedazo de José Manuel Soria para el Banco Mundial.

Aunque el PP había intentado evitar por todos los medios su comparecencia -negando primero la celebración de un pleno extraordinario, intentando ganar tiempo después para que decayera el interés informativo y finalmente, con la aquiescencia de Ciudadanos, diseñando una comparecencia a la carta-, no pudo evitar que la Comisión presentara un lleno hasta la bandera.

En el pasillo de la sala Constitucional de la Cámara Baja se amontonaban los periodistas que intentaban obtener declaraciones de unos ponentes que nunca habían visto nada igual en la Comisión de Economía. Tal era la expectación suscitada que incluso Pablo Iglesias optó por sustituir a última hora a Alberto Montero, portavoz de Economía de Unidos Podemos en este organismo, para así “obtener más visibilidad”.

Aquí no pasa nada

Pero fiel al estilo de Mariano Rajoy, el ministro en funciones se limitó a aparentar que aquí no pasa nada. Y como era también de prever, el PP le siguió la corriente. Todo ello a pesar de las mentiras, amaños y datos ocultos con los que pretendían llevar a Soria hasta el Banco Mundial.¡

Luis de Guindos -que le puso la alfombra roja a su amigo para poder cobrar 226.000 euros como director ejecutivo del Banco Mundial-, se ajustó al guion previsto y vistió el dedazo de Soria de “decisión técnica”. O dicho de otro modo, que aunque no hubo concurso -en contra de lo defendido las primeras horas por la plana mayor del partido, incluido el propio Mariano Rajoy-, sí que se produjo una “designación discrecional” a través “de un procedimiento que fomenta la concurrencia” del que se dedujo que José Manuel Soria era el más idóneo.

Según el ministro, la elección de Soria fue “técnica y no política”, y si el Gobierno decidió “rápidamente” pedir a Soria su renuncia no fue por otro motivo que “por el impacto político y mediático” que se había originado con el nombramiento. Incluso, de Guindos tuvo el coraje de defender que estos cargos se reparten en España “con más transparencia” que en Alemania, Italia o Bélgica.

“Es un mentiroso”

Palabras que sacaron de quicio a la oposición. El portavoz parlamentario socialista, Pedro Saura, directamente tildó de “mentiroso” al ministro. Pablo Iglesias solicitó “ipso facto” la dimisión de Luis de Guindos y el portavoz de Ciudadanos, Toni Roldán, lamentó que al Gobierno del PP “le de igual mentir”.

Y entonces, cuando el transcurrir de la Comisión de Economía se le iba de las manos al  Partido Popular, su diputado Eloy Suárez puso en marcha el ventilador, comparando el nombramiento de Soria con los de Bibiana Aído o Magdalena Álvarez -aunque nada tengan que ver-, y denunciando el supuesto nepotismo en instituciones gobernadas por Podemos.

Pasar página

Es la estrategia del PP, basada en aquellas palabras del célebre poeta mexicano Jaime Sabines que decía aquello de “Aquí no pasa nada; mejor dicho, pasan tantas cosas, juntas al mismo tiempo, que es mejor decir que no pasa nada”.

Porque una vez defendido el argumentario ‘de que todo fue legal, y en cualquier caso, todos los partidos lo hacen igual’, y con Rita Barberá acaparando cada vez más protagonismo tras la apertura del Supremo de una causa penal por el ‘pitufeo’ en Valencia, el Gobierno del PP pasará página. De hecho, mañana de Guindos presenta su libro junto a Rajoy sin necesidad de responder a preguntas sobre Soria ya que siempre podrá aducir que ya se aclaró todo en la Cámara.