María Dolores Cospedal se ha vuelto a meter en un nuevo berenjenal de difícil salida, ya que fue la “madrina” ante el Gobierno en funciones para colocar al exministro de Industria, José Manuel Soria, como director ejecutivo en el Banco Mundial con una remuneración de 226.000 euros al año libres de impuestos, según fuentes del Partido Popular consultadas por ELPLURAL.COM, que destacan el gran malestar que ha causado el “madrinazgo” ejercido por la secretaria general del PP. “Nadie en el partido, ni en el Gobierno, ni siquiera en Canarias, ha salido en defensa del nombramiento de Soria, salvo Dolores, cuya amistad con José Manuel es sobradamente conocida ya que era su único apoyo en el Consejo de Ministros una vez que Miguel Arias Cañete, íntimo amigo de los padres de Cospedal, abandonó el Gobierno para irse a Europa”, subrayan.

Nada que ver con los papeles de Panamá”

El caso es que la elección de Soria para este cargo ha levantado ampollas tan grandes como balones de fútbol y nadie, salvo Cospedal, claro, apoya este nombramiento, “máxime en el ambiente en el que nos estamos moviendo, con el aliento de Ciudadanos en nuestro cogote”, añaden, “la situación es tan tensa, que en el Gobierno todos miran hacía un lado, sobre todo la vicepresidenta y Montoro, que se han desmarcado totalmente y le han dejado el marrón a De Guindos, que difícilmente podrá explicar con razonamientos sólidos la elección de Soria”. Sin embargo, Cospedal si ha sido capaz de argumentar el nombramiento de su protegido, asegurando que se trata de “un funcionario que vuelve a su carrera de técnico comercial”. Y no sólo eso, la secretaria general del PP ha dejado con la boca abierta a los periodistas cuando ha asegurado no conocer “nada que le relacione (a Soria) con ninguna acusación de corrupción, ya que quedó bien claro que no tenía nada que ver con los papeles de Panamá (sic)”.

Cospedal vs. Soria

Aunque en honor a la verdad a nadie en el PP le sorprende ya el apoyo incondicional que le presta Cospedal a su “socio” Soria, cuya relación de amistad quedó grabada a fuego cuando el ministro de Industria tuvo que dimitir por los papeles de Panamá donde se acreditaba su relación con empresas familiares radicadas en paraísos fiscales (le guste o a Cospedal) y el PP canario le tributó un homenaje impuesto y dirigido por la secretaria general. Aquel 22 de abril de 2016 nadie, absolutamente nadie de sus compañeros de Gabinete, mandó un mensaje de apoyo a favor de José Manuel Soria, que se despedía del Gobierno, del Congreso de los Diputados y de la dirección del partido insular socarrado por un caso que a cualquier político de nuestro entorno geográfico europeo sonrojaría. Cospedal animó a los “populares” canarios a afrontar la nueva etapa siempre mirando la labor desempeñada por Soria durante sus 17 años al frente de la organización.

Los “negocios” del basurero nuclear

Una relación de amistad que se traducía en el apoyo de Soria al basurero nuclear de la localidad conquense de Villar de Cañas, una de las grandes apuestas de Cospedal y uno de los fracasos más sonados de los últimos años. La secretaria general, con la complicidad del entonces ministro de Industria Soria, pilotó, a pesar de haber comprometido su palabra en todo lo contrario, desde el inicio el proyecto con una inversión superior a los mil millones de euros, colocando, incluso, a un hombre de su confianza al frente de Enresa, la empresa pública encargada de la construcción del silo para almacenar residuos radiactivos que, curiosamente, meses más tarde tuvo que dimitir en medio de una polémica de mala praxis y administración. Y es que no hay “ahijado” de Cospedal que más pronto que tarde acabe mal y envuelto en algún escándalo de supuesta corrupción (Seguí, Arcadio Mateo, Francisco Gil Ortega...)

La estafa de Giba Motors

Pero aquí no quedan las “amistades peligrosas” entre Cospedal y Soria. Hay más. Mucho más. Ambos protagonizaron uno de los escándalos más sonados en Castilla-La Mancha al dar cobertura a una estafa industrial en la localidad Albacete de Almansa, cuyo alcalde y entonces presidente de la Diputación avaló una gran mentira que pretendía abrir una planta de montaje de coches involucrando a nada más y nada menos que a 21.000 personas, que echaron su currículum en un intento desesperado de encontrar un puesto de trabajo que luego resultó ser ficticio. Cospedal y Soria se fueron de rositas, mientras que el alcalde lograba mayoría absoluta en su pueblo aunque, eso sí, perdía la presidencia de la Diputación.