Hace sólo unas semanas que estalló el Caso Lezo, un presunto caso de corrupción que investiga el desvío de fondos públicos del Canal de Isabel II. Una operación en la que han salido más de 60 nombres y apellidos, entre ellos, el del expresidente de la Comunidad de Madrid, el delfín y sucesor de Esperanza Aguirre: Ignacio González.

Desde entonces, tras dormir varias noches en un calabozo, González pasa los días en la prisión de Soto del Real. El juez Eloy Velasco decretó para él prisión incondicional, sin fianza, apuntándole como el máximo responsable de esta trama.

Ahora, el que fuera presidente de la Comunidad de Madrid ha pedido su excarcelación alegando arraigo familiar porque su hija está a punto de casarse. Quiere ir a la boda y, por eso, no se fugaría.

Sin dinero para fugarse

González ha apelado directamente a la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional la prisión preventiva que cumple desde el pasado 21 de abril por Lezo. Para él, no existe riesgo de fuga porque, entre otras razones, huir de la justicia sería "materialmente imposible" porque tiene sus bienes embargados y carece de medios económicos.

Además, asegura tener un "arraigo notorio" en España donde reside con su esposa y tres hijas, la mayor de las cuales "va a celebrar su boda en pocos meses".

Pero no sólo esto sino que, en su recurso ha atacado a las pruebas de los investigadores que, a su entender, son débiles