En política hay diferentes sensibilidades dentro del mismo marco ideológico. Ya lo dijo el ex presidente de Uruguay, Pepe Mujica, maestro de la vida y de la política: las izquierdas se dividen por ideas, las derechas se juntan por intereses.

Se ha visto este lunes en las declaraciones del ex vicepresidente Alfonso Guerra, que volvió a marcar distancias de Pedro Sánchez, mientras el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero respaldaba las estrategias del jefe del gobierno de coalición.

Como era de esperar, en laSexta salió a colación el voto favorable de Bildu en el primer trámite de los Presupuestos generales del Estado. Cuando fue entrevistado Rodríguez Zapatero, dijo que, con todo respeto a las sensibilidades, que la democracia debe ser coherente y generosa. Frase contundente dirigida a las críticas, en especial del PP, pero también de algún barón del PSOE, sobre los cuatro votos favorables de Bildu a las cuentas del Estado para 2021.

En opinión del expresidente, “es lógico que la mayoría de la investidura sea la mayoría de los Presupuestos, ese es el arco parlamentario”, y que “hay que hablar con todo el mundo”. Y por si algo no había quedado claro, aseguró que no le gusta Vox, “pero hay que hablar con Vox”.

Censuró a Bildu por su falta de autenticidad en reconocer el daño causado. Pero aun así, explicó que la democracia debe ser inclusiva con sus mayores enemigos en un ejercicio de generosidad e inteligencia. Del mismo modo, apeló a la necesidad de mostrar generosidad en el caso de los condenados del procès, recordando los duros momentos vividos. A su juicio, Cataluña no será independiente.

Unas horas antes, en TVE, Alfonso Guerra arremetía contra el Gobierno socialista por negociar los Presupuestos con Bildu. El veterano político consideró que tal alianza fue buena para conseguir aprobar la moción de censura, pero no es solvente para gobernar. “Se está buscando siempre una especie de democratura; una democracia que es autoritaria. Que se vota, pero se toman decisiones autoritarias. Está ocurriendo ahora con una alianza que no es natural”.

Guerra aprovechó la oportunidad para recordar aquellas palabras de Pedro Sánchez, después del primer intento de formar gobierno, que no podría dormir tranquilo con alguien de Iglesias dentro del Gobierno. Incluso interpretó que muchos socialistas están con el nudo en la garganta, deseando gritar “¡con Bildu, no!”.  Y acabó con esta sentencia: “Acordar con Bildu es despreciable”.

Los argumentos del que fue vicepresidente del Gobierno con Felipe González y los comentarios críticos de algunos barones socialistas confirman una vez más que parte de la vieja guardia del PSOE y algunos de los que tomaron el relevo continúan marcando grandes distancias de Pedro Sánchez.

En esa línea displicente, Guerra llegó más lejos. Dijo que hubiera sido preferible que Mariano Rajoy presentara su dimisión como presidente del Gobierno, cuando Sánchez se lo ofreció en el debate de la moción de censura, que Rajoy Brey ya tenía perdida. Otro político de su partido (PP) hubiera gobernado y así, “España se hubiera ahorrado muchos disgustos”.

Me quedo sin dudarlo con la opinión constructiva de José Luis Rodríguez Zapatero, mucho más consciente de cuál es la situación y con qué mimbres se cuenta para construir un cesto progresista, con capacidad de escuchar, pero sin dar mucho margen de maniobra a la derecha. Porque las palabras de Guerra dan aire al PP, causan disgusto entre electorado socialista y tienen sabor a derrota. Ahora hace falta arrimar el hombro.