La sanidad es uno de los servicios que más preocupa a los españoles. Seguramente al mismo nivel o muy similar a la educación. Con todo, el trabajo de los médicos y demás profesionales del sistema de salud parecía haber pasado a un segundo plano en el Congreso de los Diputados. Quizá no tanto en acciones sí en el marco en declaraciones, y es que las actuaciones que unos y otros pudieran estar emprendiendo sobre el gremio han quedado tapadas por cuestiones como la ley del solo sí es sí o la reforma del delito de sedición.

Sin embargo, la multitudinaria marcha del pasado domingo en la Comunidad de Madrid contra la gestión de Isabel Díaz Ayuso ha llegado unos metros más allá de Cibeles y, este jueves sí, ha conseguido domar a los leones y traspasar sus puertas. El primero en hablar de ello -silencio atronador previo PP - ha sido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez: “Mientras reforzamos el sistema nacional de salud, poniendo 1.000 millones de euros en 2022 y 2023 a la Atención Primaria, lo que ustedes hacen donde gobiernan es recortar y derivar a la sanidad privada. Insultan a la cara a los profesionales sanitarios que se manifestaron el domingo pasado por las calles de Madrid”.

Previamente, la portavoz popular en la Cámara Baja, Cuca Gamarra no había hecho ni una sola alusión al problema que el fin de semana volvió a quedar patente en otra escena histórica contra la gestión de Sol. La imagen del fin de semana -la segunda de estas dimensiones en tres meses- no ha trascendido en las palabras de la máxima responsable del equipo de Alberto Núñez Feijóo en el Congreso. Ni siquiera para asumir, como han hecho en otras ocasiones el propio gallego o el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, que la problemática no corresponde únicamente a Madrid, sino que pertenece a la totalidad de España.

Quien sí ha recogido ese órdago ha sido la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, pronunciándose precisamente en estos términos desde su escaño. La portavoz naranja ha asumido que la situación en la región de Ayuso es una “vergüenza”, aunque no menos que en el resto del mapa.

“En Cataluña le dan una cita para Atención Primaria para dentro de 16 días, en Toledo 130 días de media para una consulta con el ginecólogo… Lo mismo le podría decir de Galicia, Comunidad Valenciana”, ha enumerado. “La ministra dice que no es su competencia, usted que es problema solo de las comunidades. ¿Cree que a los españoles les importa el color de su comunidad cuando hay un problema de salud?”, ha preguntado.

A continuación, Arrimadas ha propuesto a Sánchez que “recentralice” las competencias. “No significa que las comunidades no tengan, sino que ustedes ejerzan las suyas. Para su gobierno la sanidad es irrelevante. No hemos tenido ministros, sino candidatos haciendo campaña”, ha dictado.  

En su turno de réplica, el representante primero de Moncloa no solamente ha recordado a Arrimadas la actuación del Ejecutivo en este ámbito “sin tener competencias” -mil millones de euros para la Atención Primaria, suprimir los contratos farmacéuticos “que el PP puso a los mayores de este país” u otorgar “800 millones de euros a la compra de tecnología que va a ayudar a los profesionales a desempeñar su trabajo y reducir las listas de espera”- sino que ha afeado a la formación naranja haber elevado al poder a gobiernos como los de Madrid o Andalucía: “Una de las cosas que contribuiría a reforzar la sanidad sería tener un gobierno progresista y no los que ustedes apuntalaron”.

Quién lo iba a decir

La política cambia de un día para otro. Hay ejemplos de lo más reciente dentro del tablero y, más concretamente, de las casillas del PP. Así las cosas, se sigue hablando de efecto Ayuso, pero no tanto como aquel fenómeno que arrasó en 2021, sino con algo más de preocupación.

En Génova parecen conscientes de que si hay algo que puede pasar factura a la presidenta de la Comunidad es su gestión de todo lo relativo a la Salud. Se le empieza a quedar obsoleto el discurso de todos a por mí, pues nadie se cree que 250.000 personas -un millón, según de quien se cojan las cifras- se lance a la calle una mañana de domingo contra ella y no contra su forma de hacer. Y aún en el hipotético de que así fuera, una imagen vale más que mil palabras. Puede que la del pasado noviembre y la del último domingo no sirvan unas elecciones a la izquierda. O sí, habrá que esperar a mayo para saberlo, pero una de las opciones de que esto sea así pasan por aquí. Y todos lo saben.

En el Partido Popular comienzan a reconocerse preocupados por la manera en la que está gestionando Ayuso las cosas, llegando a señalar que es “lo único” que les daña. Así lo apuntaba esta semana el diario El Mundo.

En la misma dirección, ElPlural.com certificó que en la sede se desmarcan de algún modo del equipo de la lideresa. Sobre ello, el portavoz de campaña de la formación, Borja Sémper, recurría a un tono tranquilo, apuntando que “respetan cualquier manifestación, siempre que sea pacífica y respetuosa”. “Como se manifiesten otros líderes políticos, tendrán ustedes que preguntárselo a ellos, pero la posición del PP es la que yo he dicho”, asimilaba en un intento por unificar criterios mientras entraba en el equipo de los que dan por sentado que la sanidad “es un problema que nos interpela a todos en toda España”.

La misma estrategia siguen fuentes muy cercanas a la presidenta en declaraciones a este medio. “Esto es política. Nadie habla de la huelga en los juzgados, que es más grave”. Con todo, se pronuncian en este tono sobre las encuestas: “Falta mucho. Los de enfrente se mueven y nosotros también. Por el momento, vamos ganando, pero no hay que relajarse”.

Ferraz aprovecha la tesitura

Aprovechando lo delicado desde la situación, Ferraz es consciente de que puede aglutinar el voto sanitario que se le escape al PP. Este miércoles, el presidente del Gobierno ha apelado a la problemática en su intervención desde el Congreso, pero en el día de ayer la ministra María Jesús Montero también centró su discurso en la sanidad.

De este modo, la declaración de la responsable de Hacienda dejó palabras como “debilitamiento” de la misma, “desapego” hacia el gremio por parte del PP y entre la ciudadanía para que se normalice la derivación a la privada y un etcétera de términos que viene a resumir la gestión del principal partido de la oposición en esta materia.

Asimismo, Montero apeló a datos concretos como la inversión llevada a cabo por el actual y el anterior gobierno en sanidad pública (un crecimiento de un 145%), los programas del servicio nacional de salud orientados a la salud mental, el incremento de la inversión para que las universidades oferten más plazas de medicina o el crecimiento en las plazas del MIR.