El presidente del Gobierno se prepara para un otoño entre el inmaculado traje presidencial y las cómodas botas del peregrino. El PSOE ha anunciado este mismo viernes que Pedro Sánchez ha preparado un calendario pegado al terreno, al lado de la gente, con 30 actos en los que recorrerá la geografía española en busca de hacer llegar a la ciudadanía todo el esfuerzo realizado en esta legislatura. Un dèjá vu que recuerda a la gira que Sánchez realizó para vencer en las primarias de forma posterior a ser defenestrado por Ferraz. Entonces trataba de optar a la presidencia, ahora tratará de mantenerla. 

Este acercamiento a los problemas reales de la gente no eximirá al líder del Ejecutivo de sus labores institucionales, con una agenda legislativa cargada de promesas de difícil negociación y unos compromisos internacionales que ya han monopolizado la vuelta de sus vacaciones en una gira por América Latina de la que regresará para reunirse el próximo martes con el canciller Olaf Scholz. El encuentro bilateral no será meramente simbólico. La reunión entre los dos estandartes más fuertes de la socialdemocracia europea se realizará en el Palacio de Meseberg, sede habitual del Gobierno alemán para la celebración de cumbres internacionales. Sánchez ha sido invitado por el propio Scholz en un momento de especial relevancia estratégica en el corto y medio plazo, con una dependencia suicida en Alemania del gas ruso y un proyecto de conexión gasística entre España y el país germano por el que el Gobierno español apuesta de forma decidida.

No es la primera vez que el canciller alemán mira a España como un socio estratégico y prioritario. El propio Scholz se ha deshecho en halagos hacia su homólogo español en las últimas fechas, reconociéndole la labor realizada en España y diciendo que “ha defendido de forma brillante los intereses de su país” en las sucesivas cumbres europeas que han tenido lugar en las últimas fechas. De los fondos europeos a la excepción ibérica, ahora toca que Sánchez, junto con Scholz, convenzan a la Unión Europea para recuperar el proyecto de conexión energética del Midcat al que, por el momento, Macron, pieza indispensable de la nueva reconfiguración pretendida por España y Alemania, se niega de forma tajante.

Frente a la negativa francesa, a la que Bruselas no quita el ojo, el presidente español ha aprovechado su viaje institucional por Colombia, Ecuador y Honduras para mover ficha y plantear otro posible escenario: si Macron no levanta el veto, Italia puede convertirse en el intermediario en el gasoducto germano-español. Sería más costoso, pensado a medio plazo y en un contexto que apremia, pero el líder del Ejecutivo es consciente de que con esta conexión España saldría reforzada a futuro. Además, este gasoducto, pensado en primer término para paliar la grave crisis de dependencia que tiene Alemania con Rusia, serviría para el envío de hidrógeno en sustitución del gas en un plazo de 10 años, cuando, según las voluntades de Europa, esta energía debería quedar obsoleta.

"Si no sale adelante el plan A, pues habrá que buscar el plan B, y el plan B es la interconexión de la Península Ibérica con Italia", destacaba Sánchez este miércoles en la rueda de prensa conjunta con el recientemente electo presidente de Colombia, Gustavo Petro. Sobre las conversaciones con Macron para evitar el encarecimiento del proceso y convertir a Francia en país de paso del gas español, Sánchez bromeaba: “Le vine a decir, si me permiten la broma, que cuando él y yo llevábamos pantalones cortos, Mitterrand y Felipe González ya hablaban de esas interconexiones”, indicaba, especificando que desde entonces “poco o nada se ha hecho”.

Pese a que Sánchez no cuenta con el quórum de su Consejo de Ministros, ya que Unidas Podemos considera que la nueva reconversión del mercado gasístico no es más que un “deseo” de Alemania que ha “comprado” la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, el presidente del Gobierno está dispuesto a imponer su voz en las negociaciones, recordando a todo su equipo una de las primeras máximas que impuso una vez aterrizado en La Moncloa: la política internacional es única y exclusivamente de su competencia.

España, referente en las medidas energéticas

A las voluntades de recuperar el proyecto del Midcat, o el “plan B” por Italia en caso de no doblar el brazo a Emmanuel Macron, se suma el visto bueno de la comunidad europea en las medidas decretadas por el Gobierno con el plan de ahorro energética que vio su luz verde definitiva este jueves en el Congreso de los Diputados. Al igual que España, países como Alemania, Italia o Francia tratarán de recudir el consumo con la misma receta que nuestro país: limitando el uso del aire acondicionado y la calefacción y apagando escaparates y mobiliario público cuando no sea necesario.

Estos paralelismos, además, han servido al Ejecutivo para ahondar en sus diferencias con un PP, el de Alberto Núñez Feijoo, que pasó de apoyar estas limitaciones a considerar “frívolas” las medidas. Todo después de que Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, vociferase su enésima contrariedad con los planes de Moncloa anunciando un recurso ante el Tribunal Constitucional. Para el Gobierno, este cambio motivado y cimentado desde Madrid demuestra que el partido líder de la oposición ha ido “a peor” desde la marcha de Pablo Casado, fruto de un seguidismo “negacionista” e “irresponsable” de las voluntades de Ayuso: “Este jueves, en el Congreso, se ha impuesto la política sana y el sentido común”, explicaba este jueves desde Ecuador el propio Pedro Sánchez en un claro ataque a los postulados defendidos en la Cámara Baja por el PP.

Con la presidencia de la UE en el horizonte

Si la Cumbre de la OTAN celebrada el pasado mes de mayo en Madrid fue un “éxito de país” para el Gobierno, la presidencia temporal de la Unión Europea que España albergará durante el último semestre de 2023 ya está siendo estudiada y preparada con mimo. En Moncloa saben que este escaparate internacional llega en el momento justo, en pleno calendario electoral de cara a las nacionales de finales de ese mismo año, y apuestan de forma decidida por proyectar una imagen de solvencia que sea capaz de movilizar a muchos de los votantes socialistas descontentos que han optado por otras alternativas en las últimas citas con las urnas.

El propio Sánchez tratará durante estos meses de lucir su perfil más presidencial, el de los éxitos europeos, el del liderazgo capaz de salir a “airearse” en plena cumbre europea para hacer notar a sus homólogos que España no está de paso. En el Gobierno están muy contentos con la labor realizada por el presidente, indicando que nuestro país, junto a Alemania y Francia, se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de las decisiones tanto económicas como sociales de los últimos años en el Viejo Continente.

La Cumbre de la Alhambra dará el pistoletazo de salida. Junto al Patio de los Leones, el Generalife y los Palacios Nazaríes, en Moncloa diseñan una foto que consideran de especial relevancia. No será el acto más importante, ya que este honor corresponderá a la primera reunión entre líderes europeos y de América Latina que tendrá lugar desde 2015. El presidente, conocedor de su importancia, ya está aprovechando este viaje que ahora mismo le ocupa para invitar a los mandatarios con los que se ha reunido a una cita que coronará la presidencia española.