Bloqueo y deslealtad” han sido las dos palabras escogidas por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para definir la legislatura del Partido Popular. En su visita a los estudios centrales de Onda Cero, el jefe del Ejecutivo ha situado a los conservadores frente a su espejo, atribuyéndoles el sapo de tragar con el “discurso negacionista” de Vox. “Lo único que sabemos de su futuro gobierno es que su vicepresidente será Abascal”, ha subrayado ante los micrófonos de Más de uno, donde también ha tirado por tierra el mantra de la derecha de sus "acuerdos de gobierno" con EH Bildu: “El PP ha aprobado 51 decretos, por los 48 de Bildu”.

Moncloa quiere explotar la vía mediática del presidente del Gobierno. Desde el primer minuto, el equipo de Pedro Sánchez dejó claro que una de las patas de la campaña sería la televisión y la radio, independientemente de si Alberto Núñez Feijóo aceptaba su propuesta de un debate por semana, que por el momento no lo ha hecho. Este lunes, el jefe del Ejecutivo arranca su particular semana audiovisual y lo hace detrás del micrófono verde de Onda Cero, en el programa Más de uno que presenta y dirige Carlos Alsina. Mientras algunas informaciones apuntan a que ha abierto la puerta a regresar a El Hormiguero siete años después, el dirigente socialista continuará su semana con una visita a El Intermedio antes de cerrarla en Lo de Évole este próximo domingo.

Desde el altavoz que le ha proporcionado Onda Cero este lunes, Sánchez ha marcado la pauta en su estrategia de confrontación exclusiva con el Partido Popular. “Esto va de Sánchez o Feijóo”, ha despachado con rotundidad el jefe del Ejecutivo al tiempo que vinculaba con el argumentario trumpista la disyuntiva que la derecha plantea desde la campaña para las municipales autonómicas. El jefe del Ejecutivo ha reiterado que el mensaje de la dicotomía proyectada desde Génova entre “sanchismo o España” no solo tiene tintes excluyentes, sino que también “deshumaniza” al adversario político.

Génova sucumbe al negacionismo

A posteriori, Sánchez ha establecido una definición de trumpismo sustentada en tres pilares fundamentales: el incumplimiento con la legalidad, arrojar dudas sobre el resultado electoral y la deshumanización del adversario. Tres patas que, a la postre y ojos del presidente del Gobierno, se identifican con la trayectoria última de un Partido Popular al que ya dibuja consumido por el argumentario de la ultraderecha. El candidato socialista justifica que el PP “ha bloqueado” la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) durante estos cinco años, además de cuestionar el resultado del 28 de mayo en la pasada campaña y sobrecargar de epítetos al jefe del Ejecutivo tales como “bolivariano, soberbio” o, en su defecto, subrayar su “falta de sentimientos y escrúpulos”.

Estos tres sucesos unidos colocan un halo trumpista sobre el principal partido de la oposición. “Ya hablaron de felipismo o zapaterismo: ese intento de deshumanizar a tu adversario político, que es común en el PP, traspasa todas las líneas rojas. O Sánchez o España: ¿Es una coña, no?”, se preguntaba el presidente del Gobierno, quien respondía a la disyuntiva conservadora ironizando sobre que el debate electoral no se centra en “Feijóo o el planeta Tierra”. Una línea argumental que ya puso sobre la mesa el propio Sánchez en la reunión con sus parlamentarios tras la derrota en las municipales y autonómicas.

Durante la entrevista, el jefe del Ejecutivo ha dado buena cuenta de la hoja de ruta de la coalición durante la presente legislatura, anteponiendo una emancipación de los colectivos más vulnerables gracias al escudo social que, dicho sea de paso, le ha permitido ahormar a través de unos fondos europeos que el “PP intentó boicotear en Bruselas”. Por este motivo, amén de su acción política a escala nacional durante los meses más duros de la pandemia, Sánchez ha calificado a los conservadores de “desleales”, cuya estrategia no se ha salido del “bloqueo por el bloqueo”.

En cierto modo, a Sánchez no le sorprende que el partido que plantean en Génova tras una posible victoria el 23J pase por “derogar el sanchismo”. “Es la única propuesta que tienen PP y Vox”, ha afeado el jefe del Ejecutivo, desgranando los beneficios sociales implícitos en la reforma laboral, o la de las pensiones; o el impulso del mecanismo ibérico para amortiguar las consecuencias en la factura de la luz y el gas de la guerra de Ucrania. “Quieren acabar con todo eso”, ha lamentado el jefe del Ejecutivo.

El candidato socialista afea a los conservadores que su única alternativa sea tirar por tierra “avances sociales” que aún tiene que asentarse. Por eso, insiste en que el “esfuerzo” de estos últimos cinco años ha de consolidarse durante los próximos cuatro, lo cual estima imposible en caso de que PP y Vox lleguen de la mano al Palacio de la Moncloa. “Me parece que va contra el signo de los tiempos”, ha apostillado Sánchez, después de recordar que la primera medida de los gobiernos municipales en coalición de la derecha y la ultraderecha se oriente hacia la paralización de los carriles bici. No obstante, confía en que la sociedad española apueste “por el avance, más que por el retroceso”.

Dato mata relato

En consecuencia, estas tácticas de la derecha no se sustentan en solitario, sino que necesitan del arraigo y posterior expansión mediática. Sánchez ha denunciado la “desproporción” en términos de representación de voces progresistas en las tertulias radiotelevisivas. “Va en contra de la realidad sociológica de nuestro país”, ha proseguido el jefe del Ejecutivo, quien sugiere que este caldo de cultivo permite que prevalezcan en el imaginario colectivo ciertos mantras.

Sánchez considera que esta asimetría mediática ha favorecido la expansión de “bulos e insultos” hacia su persona. Aún colea la frase que en 2019 lanzó en una entrevista con Antonio García Ferreras, cuando aseguró que le “quitaría el sueño” un Gobierno con Podemos e independentistas. Sin embargo, tal y como ha recordado Alsina, el jefe del Ejecutivo se refería exclusivamente a que los ministerios de Estado recayeran sobre los morados. “Esa es una de las fake news”, ha señalado Sánchez, tras agradecer la matización a Carlos Alsina.

En esta misma línea, otro de los mantras acuñados por la derecha es aquel que vincula estrechamente la colaboración entre Moncloa y EH Bildu. “No es cierto”, ha rematado el presidente del Gobierno, después de explicar que en la presente legislatura el Partido Popular ha aprobado un total de 51 reales decretos, por los 48 de los abertzales. “¿Significa, por tanto, que yo he gobernado con el PP? En absoluto”, ha rematado Sánchez al tiempo que indicaba que lo que ha predominado en la legislatura es el apoyo de Bildu en aspectos puntuales. De esta manera, aprovechaba para corregir las palabras de Francisco Martín, delegado del Gobierno en Madrid, quien aseguró que los independentistas vascos hicieron más por el país que “los patriotas de bandera”. “Estuvo desdichado. No comparto esa posición, pero fue rectificada”, ha zanjado.