Tras la presentación del plan de inmigración del Partido Popular este martes, en el que Alberto Núñez Feijóo ha defendido que no pueden convertirse los barrios de siempre “en lugares irreconocibles”, la réplica en el tablero político no se ha hecho de esperar.

Sobre este argumentario, la reacción más sonada en redes sociales ha venido de la mano del portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Gabriel Rufián, quien ha evidenciado las fallas del proyecto de Feijóo con un ejemplo en el corazón de Madrid: El barrio de Salamanca o también conocido como ‘Little Caracas’.

“Seguro que habla de este”, ha reprochado en X -antigua Twitter-. Y es que el parlamentario catalán ha referenciado a un reportaje de laSexta Columna en el que dan cuenta de cómo este barrio de la capital se convirtió en apenas unos años en el punto de encuentro de élites económicas de origen venezolano.

 

En este distrito madrileño, ocho de cada 100 habitantes son de origen venezolano, en su gran mayoría pertenecientes a élites y familias apoderadas que migraron a España cuando la crisis en su país alcanzó su punto álgido, en 2015.

El plan de inmigración de Génova

Desde Barcelona, el líder del PP ha anunciado los puntos clave de su planteamiento para gestionar la migración en España, un discurso en el que se pliega al discurso ultra de Vox. Después de decir en ocasiones previas que los inmigrantes no quieren trabajar o que son receptores del Ingreso Mínimo Vital y aumentan la delincuencia en España, ahora les ha culpado de convertir los barrios a su manera.

En voz de la vicesecretaria de Coordinación Sectorial del partido, Alma Ezcurra, ha asegurado que los españoles no quieren inmigrantes porque sienten “que su barrio ha cambiado” y mantienen una sensación de “extrañeza e inseguridad”: "El miedo jamás ha construido países, los encoge”, ha añadido.

En el turno consiguiente de Feijóo, aunque ha reconocido a aquellos inmigrantes que “sí se esfuerzan” al llegar y contribuir en España, ha situado el acento en un tono xenófobo sobre “el que no trabaja ni quiere hacerlo” o “consume recursos de quien sí” cumple.

Entre las medidas que plantea Génova defendidas este martes por su presidente, se defiende que la nacionalidad española “no puede ser un trámite administrativo” y que ser español consiste en “sentirse parte de algo más grande que uno mismo”, abogando así porque la nacionalidad española “no se regala, se merece”.

Por este motivo, ha planteado endurecer los requisitos para conseguirla, exigiendo así un mayor nivel de “lingüística, cultural y constitucional”, por ende, “que sea un mérito”. Para alcanzar dicho objetivo, ha esgrimido levemente algunos de los pasos a dar, proponiendo crear una “autoridad estatal” que gestione las competencias migratorias, reforzar las fronteras con mayor presencia de la Policía Nacional y la Guardia Civil, “tolerancia cero con el delito” y ha vuelto a traer a escena su idea de “un visado por puntos” con carácter “temporal”.

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