El informe 'El Cambio Climático en los Pirineos: impactos, vulnerabilidades y adaptación', coordinado por el Observatorio Pirenaico de Cambio Climático (OPCC), señala que la temperatura media en la cordillera en los últimos 50 años ha aumentado un 30% más que la media mundial, lo que provocará la pérdida de la mitad de la nieve en los próximos 30 años.

El informe se ha hecho público este lunes en Zaragoza, dentro de la Jornada de Riesgos Naturales y Cambio Climático, por parte del profesor de investigación del Instituto Pirenaico de Ecología-CSIC, Blas Valero; el técnico del Observatorio Pirenaico de Cambio Climático de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos OPCC-CTP, Juan Terrádez; la coordinadora del OPCC-CTP, Idoia Arauzo, y el gestor de proyectos de cooperación en FORESPIR, Raphael Delpi.

Mientras que el cambio climático ha provocado un aumento de las temperaturas de 0,85 grados en los últimos 50 años en el resto del mundo, en los Pirineos el aumento ha sido de 1,2 grados. A eso se suma que en los últimos 35 años se han perdido la mitad de los glaciares, algunas aves migratorias llegan hasta diez días antes.

La consecuencia es que en los próximos 30 años podría reducirse el espesor de la nieve al 50 por ciento del que tiene ahora. Así lo establece este informe con un gran consenso científico y elaborado por un centenar de investigadores de de Aragón, Navarra, Cataluña, País Vasco, Nouvelle Aquitaine, Occitanie y Andorra.

Juan Terrádez, coordinador del informe, señala que "el cambio climático es ya una evidencia indiscutible. Sucede en estos momentos y en estas latitudes" y señala como reto y solución “seguir investigando el cambio climático y adaptarnos a sus consecuencias".

"Es fundamental transmitir la urgencia de las medidas a tomar para limitar los efectos negativos y aprovechar las posibles oportunidades emergentes. Si somos capaces de anticipar y gestionar los cambios que se producen, podremos encontrar fórmulas para hacer compatible la actividad humana y salvaguardar la naturaleza en los Pirineos", ha agregado Idoia Arauzo.

Los principales desafíos para la región ahora son preparar a la población para climas extremos, reforzar la seguridad frente a riesgos naturales, vigilar las sequías y asegurar la calidad del agua tanto superficial como subterránea. Y todo mientras se intenta mantener el atractivo turístico que sirve de motor económico a la zona.