El Partido Popular ha perdido el poder en Murcia. Lo ha hecho en la capital y en la región. La primera para el PSOE y la segunda para Ciudadanos. Hasta aquí todo claro. El resto, en el aire. Este movimiento subrepticio y desesperado -solo hace falta recordarle la hemeroteca a Inés Arrimadas, que negaba categóricamente que esta posibilidad existiese- ha provocado una auténtica marejada en el resto de las comunidades de la península en las que los barones de Casado ocupan la presidencia aupados por aquel Ciudadanos de Rivera que tenía claro que sus votos serían favorables al interés del bloque de la derecha.

Esta decisión de los naranjas en Murcia, consensuada con la dirección nacional, convertirá a Ana Martínez Vidal -hasta ahora consejera de Empresa, Industria y Portavocía del Ejecutivo- en presidenta de la comunidad autónoma. La protagonista del lío interno en Ciudadanos, totalmente roto y a la espera de la decisión de los tribunales en Madrid y de evitar el transfuguismo en Castilla y León, ha calificado de “incomprensible” el efecto dominó que ha tenido su decisión, adoptada “en pro de los beneficios de los murcianos”. "Hemos tenido que actuar de esta manera tras las incesantes trabas, escándalos mediáticos y, sobre todo, la querella del PP contra un concejal de nuestro partido", ha explicado.

En la misma línea se ha manifestado la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, quien se ha limitado a exponer los motivos de la ruptura de su propio Gobierno en la autonomía hasta ahora presidida por el popular Fernando López Miras: "Llevamos meses intentando que el PP de la Región de Murcia cumpla el acuerdo para combatir la corrupción y el escándalo de las vacunaciones irregulares. Ha sido imposible. Abriremos una nueva etapa de regeneración liderada por las políticas de Ciudadanos", ha manifestado.

Para López Miras, el movimiento de PSOE y CS es sinónimo de “atraco”, además de asegurar que en todo momento pensó que los naranjas estarían a la altura de los retos que tenía frente a sí la región en un momento tan delicado como el actual: "Sinceramente, yo confié en la responsabilidad de todos y cada uno de los miembros de un partido que forma parte del Gobierno, tanto en la Región de Murcia como en el Ayuntamiento, y que iban a entender que no es el momento para hacer esto. Pensaba que tendrían la responsabilidad suficiente como para no someter a la Región a la izquierda en un momento tan delicado en el que tenemos que centrarnos en salvar vidas", ha añadido el líder popular murciano.

Efecto dominó: Madrid, pendiente de la Justicia

Tratando de evitar el “atraco” denunciado por su homólogo en Murcia, el entorno de Isabel Díaz Ayuso ha tratado de anteponerse al registro de mociones de características similares disolviendo la Cámara y convocando elecciones para el próximo 4 de mayo en el consejo de Gobierno que se ha celebrado horas después de lo ocurrido en Murcia. Además, Ayuso ha firmado la orden a las 11.45 horas, aunque no será traspuesta al Boletín Oficial de la Comunidad de la Madrid hasta este jueves.

Y es precisamente en esa trasposición donde se ubica el debate. Más Madrid y el PSOE han presentado dos mociones de censura pasadas las 13.00 horas, a fin de frenar el adelanto electoral. Esto no sería legal si la disolución de la Cámara fuese efectiva, pero ellos justifican que no lo es hasta que no esté publicada en el BOCM. Lo mismo piensa la Mesa de la Asamblea de Madrid que, llevándole la contraria a la presidenta regional, ha decidido esta tarde admitir a trámite sendas mociones haciéndolas prevalecer sobre los postulados del entorno cercano de Ayuso.

“Es ilegal”, se limitan a denunciar a ElPlural.com fuentes del gabinete de Isabel Díaz Ayuso. A su juicio, la firma del decreto por parte de la presidenta es suficiente y la Mesa de la Asamblea estaría incurriendo en un fraude de ley.  

Armado el lío judicial, cada cual defiende su parcela particular. Ayuso, tranquila y sabedora del terremoto generado, ha comparecido a las 14.00 horas para explicar que su decisión responde a la preocupación de que “Cs y el PSOE hubieran presentado una moción causando el desastre”. “Si no llego a disolver la Cámara, las mociones podrían haber derrocado nuestro Gobierno. No me puedo permitir que Madrid se pare ahora, que todo lo peleado se derrumbe, que adoctrinen en los colegios, que destruyan el tejido empresarial, que nos impongan cómo pensar y cómo vivir. El daño que se provoca en España no lo puede permitir aquí. Por eso, pongo mi cargo a disposición de los madrileños, que podrán decidir quién les lidera el próximo 4 de mayo”, ha proseguido.

Apelando a la mayoría de edad de la población madrileña, la presidenta ha venido a decir que ha adoptado la medida menos mala, muy a su pesar y pese a su voluntad de agotar la legislatura. Animando a la sociedad a elegir entre “socialismo o libertad”, Ayuso ha expresado que el futuro de “los madrileños no les puede ser arrebatado en despachos”. Frente a ella, un Ignacio Aguado que reconocía escuchar con “estupor” a su hasta ahora socia de Gobierno, la acusaba de mentir descaradamente y actuar con una profunda “irresponsabilidad”.

Ya esta mañana, recién salido del Consejo de Gobierno en el que Ayuso ha anunciado su decisión, Aguado ha lanzado la noticia a los medios de comunicación tildándola de “capricho personal y electoral, probablemente influenciado por su entorno cercano”, en clara referencia a su jefe de Gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, con quien Ciudadanos mantiene una enemistad desde que el PP decidiera rescatar al asesor en el Gobierno de la Comunidad de Madrid.

Andalucía, sin moción; Castilla y León, sin previsible mayoría

Más tranquilo respira el PP en Andalucía, donde Juan Marín y Juan Manuel Moreno Bonilla [vicepresidente y presidente de la Junta, respectivamente], han comparecido esta tarde mandando un mensaje tranquilizador a la ciudadanía asegurando que la confianza es recíproca entre sendos socios de Gobierno.

"En Andalucía la coalición goza de una espléndida y robusta salud", ha asegurado Moreno Bonilla. "Somos conscientes de que la situación que se ha provocado hoy en Murcia y en Madrid puede generar ruido, pero en Andalucía no nos vamos a hacer eco", ha proseguido Marín, quien ha defendido la estabilidad que hay en esta comunidad y la intención de agotar la legislatura.

Por lo que respecta a Castilla y León, pese a la moción de censura presentada por el PSOE de Luis Tudanca, el escenario parece más estable que en la Comunidad de Madrid. Francisco Igea, líder regional de Ciudadanos, amparado por su dirección nacional, ha asegurado que los socialistas pueden olvidarse de que la moción fructifique, al asegurar que los naranjas permanecerán unidos y no derribarán a Alfonso Fernández Mañueco.

Sin embargo, Tudanca aprecia con “esperanza” la posibilidad de acabar con el mandato popular en Castilla y León, reconociendo contactos con Ciudadanos y apelando a los naranjas a dar por finalizada la “progresiva degradación de las instituciones”. "Hoy mi obligación y mi deber con la gente de esta tierra es presentar esta moción de censura y lo hago con toda la convicción, el PP ha generando una inestabilidad institucional imperdonable con convocatorias electorales en mitad de una pandemia para aferrarse al poder a cualquier precio", ha señalado el líder socialista, asegurando que la dupla Mañueco-Igea “no está a la altura”.