Meritxell Batet no será la candidata del PSOE para presidir la Mesa del Congreso de los Diputados. La que fuera tercera autoridad del Estado durante la pasada legislatura ha dado un paso al lado y ha expresado su deseo de no repetir como presidenta de la Cámara Baja. La dirigente del PSC ha trasladado a su entorno que es un “gran honor haber desempeñado esta responsabilidad” y ha exhibido su “enorme gratitud” por el cariño y el apoyo recibido durante estos años. Una decisión que se enmarca en plenas negociaciones de los diferentes grupos por hacerse por el control de la Mesa.

Batet no repetirá. Se confirman los rumores que apuntaban que la que fuera presidenta del Congreso de los Diputados durante la pasada legislatura no repetirá en la que está a punto de empezar. Desde 2019, elegida por los parlamentarios, era la tercera máxima autoridad del Estado y su nombre encabezaba todas las quinielas para mantenerse como tal. Sin embargo, la dirigente del PSC ha dado un paso al lado y se ha retirado de la carrera por encabezar la Mesa del Congreso de los Diputados, tal y como han ratificado fuentes del Partido Socialista. La lógica, esta vez, no se ha impuesto y la Cámara Baja tendrá una nueva cabeza visible, que saldrá de las conversaciones que mantienen abiertas todos los grupos parlamentarios.

Fuentes de la organización socialista han confirmado la renuncia de Meritxell Batet, quien ha expresado su deseo de “no volver a ser candidata” a presidenta del Congreso durante la próxima legislatura. Al mismo tiempo, la dirigente del PSC ha trasladado su agradecimiento por haber ejercido como tercera máxima autoridad del Estado durante estos últimos cuatro años. Asimismo, ha exhibido su plena confianza ante la posibilidad de que se articule una mayoría progresista en la Mesa de la Cámara Baja, así como que ésta la presida un candidato o candidata del PSOE, permitiendo así “consolidar los grandes avances obtenidos” en este cuatrienio. En este sentido, entiende que el proyecto encabezado por Pedro Sánchez es el “único que ofrece las mejores soluciones a la ciudadanía” frente al bloque de PP y Vox, cuyo catálogo está delimitado por el “retroceso”.

La batalla por la Mesa

La Presidencia del Congreso de los Diputados es un puntal clave para la gestión de la legislatura, así como el manejo de los tiempos para las leyes. Los diferentes bloques mantienen todas las vías de negociación abiertas, pues el resultado de estas será un aperitivo de las conversaciones para la conformación de un nuevo Gobierno, por el que Partido Popular y Partido Socialista libran una batalla encarnizada y a contrarreloj. Por lo tanto, no se descarta la presencia de independentistas en la Mesa, que está compuesta por nueve miembros. Los de Sánchez tienen todas las papeletas para teñir de rojo la Presidencia, una vez más, mientras controla todos los frentes abiertos sin perder de vista el objetivo de obtener cinco puestos frente al bloque de la derecha.

La decisión de Batet no sólo se enmarca en un contexto de intensas negociaciones, sino también en la misma jornada en la que el anterior portavoz parlamentario de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, comunica su adiós del partido. Una baja sensible para la formación ultraderechista, que pierde a uno de sus puntales tras caer derrotado en una batalla orgánica por el poder frente al sector más radical de la fuerza que comanda Santiago Abascal, capitalizado por El Yunque y el ala falangista que capitanea Jorge Buxadé. Esta salida puede suponer un duro revés para la derecha, que al mismo tiempo está enfrascada en la búsqueda de aliados para arrebatar a los socialistas el control de la Mesa.

El Partido Popular, con Núñez Feijóo a los mandos, no está dispuesto a regalar la Presidencia de la Cámara y presentará, independientemente de los apoyos, una candidatura alternativa al PSOE. Las intenciones de los conservadores pasan por obtener la “máxima visibilidad” en la institución tras una agridulce victoria en las urnas el pasado 23J, sabedores de que las cuentas no salen para articular una mayoría suficiente que conduzca hasta el Palacio de la Moncloa.

En cualquier caso, los tiras y afloja para la Mesa del Congreso servirán como prólogo de lo que suceda inmediatamente después, que no es sino las negociaciones para una futura investidura. Será la primera miga de pan en el camino a un nuevo Gobierno, con Pedro Sánchez como favorito a repetir como jefe del Ejecutivo ante el aislamiento de un Alberto Núñez Feijóo que abrasa su calculadora. Los números no le salen a los conservadores, pero insisten en la búsqueda de un milagro que volteé la situación. Por ello, se espera que en la Mesa se cuelen emisarios de grupos independentistas, lo cual implicará un triunfo parcial para los socialistas en la carrera de fondo hacia la Moncloa.

Por su parte, los socialistas, según apuntan desde sectores monclovitas, tienen como prioridad retener bajo su mando la Presidencia del Congreso, sabedores de la importancia que imprime en el calendario legislativo. El control de sus órganos vitales concede al Gobierno de turno un blindaje frente a las trabas de la oposición. No obstante, para ello, es necesario el apoyo de los grupos independentistas.