Tourist go home. Refugees welcome. La frase puede resultar paradójica y hasta contradictoria si tenemos en cuenta que se acoge a refugiados con los brazos abiertos pero no a turistas. Al menos esa es la suposición que hace Laurence Peter, periodista de la BBC británica, quien ha estado analizando desde distintos ángulos políticos el conflicto con el turismo de masas que se está dando en Barcelona y Mallorca.

Peter no solo aborda el asunto como un problema social en el que los vecinos se organizan para protestar sobre un fenómeno que obliga a “abandonar barrios". También lo traslada al terreno económico y político, donde se busca patentar la identidad nacional de las ciudades o encarecer los precios de los alquileres para los turistas más jóvenes.

Sea por querer conservar la identidad nacional o por el exceso de visitantes, todo este asunto ha trascendido tanto, que la mayoría de los debates que se han abierto arrojan una pregunta: ¿Cómo afecta el turismo masivo a España? 

Lo que no se han preguntado, sin embargo, es cómo afectan a los españoles algunas de las fiestas más populares que se celebran en nuestro país cada año. 

Abusos sexuales y detenciones en San Fermín

El balance del sexto día del último San Fermín se saldó con una denuncia por agresión sexual y otras dos por abusos sexuales. Esto supuso que el cómputo de denuncias presentadas por abusos sexuales desde que comenzaran las fiestas ascendiera a diez en total.

Desde el propio Ayuntamiento de Pamplona se animó a las mujeres agredidas y a la ciudadanía en general a denunciar a nivel judicial este tipo de conductas , pero, al igual que en años anteriores, esta volvió a ser la cara más oscura de la festividad.

Festividad del Carmen en Euskadi

Días después de finalizar San Fermín, la festividad del Carmen  dejaba en Esukadi dos agresiones sexuales en las fiestas de Amorebieta y Santurtzi. La primera de ellas fue denunciada por una menor de 17 años, que declaró haber sido obligada por el autor a salir de un recinto. Una vez en la calle, sufrió tocamientos con violencia.

El otro caso registrado ocurrió en la localidad de Santurtzi. El detenido, de 55 años, se acercó a una mujer que estaba dormida en un sillón de un establecimiento y comenzó a realizarle tocamientos por todo el cuerpo.

Aglomeraciones masivas

Es quizás uno de los puntos que más preocupa. A nadie le gusta estar en un sitio donde el número de personas supera el metro cuadrado de espacio, pero todo cambia cuando aquello que se está celebrando tiene que ver con nuestras raíces.

Parece que lo nacional se acoge mejor que lo internacional, y en fiestas como San Fermín, la Tomatina de Buñol o las procesiones de Málaga y Sevilla en Semana Santa constituyen un foco turístico atendido por cientos de españoles y extranjeros. Aun así, al ser ‘patrimonio nacional’ se tiende a pensar que el exceso de gente es una costumbre.

Pero, ¿y cuándo llegan eventos como el World Pride que se celebró en Madrid? Las quejas aumentaron una vez finalizó todo. Todas ellas apuntaban a la cantidad de basura que se generó, el comportamiento de algunos de los asistentes o la necesidad de llevar a cabo espectáculos de este tipo. La ventana hacia el resto de Europa parece estar a veces entornada.

Comportamientos paralelos

Alcohol y fiesta suelen ser dos términos que van cogidos de la mano, pero forman una pareja que no todo el mundo mira con buenos ojos.

Los malos comportamientos que tienen su origen en ambos, y que derivan en peleas, accidentes y actos vandálicos, no son solo fruto de los turistas, sino también de los españoles. Tan solo hay que fijarse en cualquier fiesta patronal que se celebre por estas fechas para ver que, a pesar de facilitar cubos para tirar los envases, muchos de ellos acaban en el suelo y algunas esquinas orinadas.