Yolanda Díaz fue la protagonista de la pasada semana, con permiso del diputado del PP Alberto Casero y de los dos parlamentarios de UPN. La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo logró, no sin fortuna, sacar adelante la ansiada reforma laboral, un puntal fundamental de la legislatura para la coalición. Por este motivo, la gallega fue la invitada estrella de Salvados este domingo, donde no sólo repasó la truculenta actualidad política, sino que recordó sus orígenes humildes, limpiando habitaciones mientras estaba en el instituto.

No es un secreto la vinculación de Yolanda Díaz con la izquierda desde prácticamente tuvo uso de razón. El padre de la actual vicepresidenta del Gobierno fue un importante representante sindical de los astilleros. Su madre, en cambio, compaginaba las tareas del hogar con las de limpieza en un hospital de Galicia para contribuir a la delicada situación económica de la familia.

Pero no solo sus padres se partían el lomo. Y es que, según ha recordado la vicepresidenta del Gobierno, tanto ella como sus hermanos se vieron obligados a “trabajar de todo” para ayudar a sus padres. “Yo trabajé, cuando estaba en el instituto, limpiando casas”, recordaba la política mejor valorada según el CIS. “También puse copas en un bar. Hice de todo”, continuó la dirigente morada

Durante la charla con Gonzo, Díaz también explica la “suerte” que tuvo de nacer en una familia y en una casa “con una enorme diversidad cultural y política”. De hecho, fue ahí donde aprendió lo que era “la democracia” y donde le enseñaron a “defender sus ideas y mejorar la vida de la gente”.

“Yo no tengo partido”

Pero también hubo tiempo para que la vicepresidenta segunda del Gobierno explicase su concepción de la política. Díaz también han sido bastante reveladoras las palabras que ha utilizado la titular de Trabajo para hablar sobre su futuro, en concreto sobre el espacio progresista que está llamada a liderar. “A veces los partidos dificultan la tarea (de pensar, dialogar, conocer las necesidades de las gentes…). Primero son las ideas, y si luego hay que formalizarlas presentándome a través de una vía cívica, pues se hace”, ha reflexionado, dejando claro que en ese espacio tienen hueco tanto Podemos como ´los comunes’ de Ada Colau o Compromís.

No obstante, Díaz ha querido en todo momento meter tierra de por medio entre los planes de Unidas Podemos –por lo menos tal y como lo conocemos ahora mismo- y los suyos. “No soy un proyecto político. No me gustan las esquinas”, ha dicho para los más místicos. “Yo no tengo partido”, ha resumido para los más directos.

De esta manera, la titular de Trabajo tampoco ha escondido que el mensaje de Pablo Iglesias legando en ella el futuro de Unidas Podemos ya no es que le pillara por sorpresa, sino que le sentó mal: “Transité hasta el verano como pude. Lo asumí”. Un encargo que Díaz ha dejado claro que no va a cumplir, no por lo menos para complacer al otrora vicepresidente del Gobierno: “Yo soy una mujer libre. Nadie va a tomar decisiones por mí”.