Con el miedo todavía en el cuerpo, Yolanda Díaz ha aparecido en ‘Salvados’ para intentar ponerle palabras a lo imposible: la votación de la reforma laboral. Sin querer entrar a valorar las teorías conspirativas del Partido Popular (“les importa poco su país”), la ministra de Trabajo se ha mostrado muy molesta y confusa por la superficialidad en la que se ha quedado el debate, lamentando especialmente que se haya hablado únicamente “de proyectos personales” y no del contenido de la norma. “Eso hay que explicárselo a los trabajadores”, ha destacado la dirigente morada, quien ha llegado a confesar (a lo gallego) que hubiera dimitido si la convalidación no hubiera salido adelante.

Sin embargo, especialmente duro ha sido su mensaje contra ERC tras el ‘no’ de los republicanos: “Estuvimos a piques (a punto) de que la reforma laboral decayese. Ellos decían que no estaba en peligro la norma y eso no era verdad. Con las cosas de comer no se juega”.

“Es la primera [reforma laboral] que reconduce y recupera derechos para los trabajadores de este país desde hace décadas y solo se habla de politiqueo. Me entristece. No me lo esperaba”, ha comentado Díaz, que ha asegurado sentirse “la mujer más presionada” de España. “El problema de nuestro país no es el despido. El problema real de nuestro país se llama precariedad”, ha defendido.

Sobre las críticas recibidas, Díaz ha confesado que las asume “con naturalidad” pero que no le afectan puesto que “no son multitudinarias”. Mucho más profunda ha sido la reflexión que ha realizado sobre los reproches propios de la izquierda: “Si quieres ser puro, pues bueno, pero no vas a cambiar nada jamás […]“Hay que hacer política a lo grande, pensando en la gente, a veces perdiendo”.

"Yo no tengo partido"

Por otra parte, Díaz también han sido bastante reveladoras las palabras que ha utilizado la titular de Trabajo para hablar sobre su futuro, en concreto sobre el espacio progresista que está llamada a liderar. “A veces los partidos dificultan la tarea (de pensar, dialogar, conocer las necesidades de las gentes…). Primero son las ideas, y si luego hay que formalizarlas presentándome a través de una vía cívica, pues se hace”, ha reflexionado, dejando claro que en ese espacio tienen hueco tanto Podemos como ´los comunes’ de Ada Colau o Compromís.

No obstante, Díaz ha querido en todo momento meter tierra de por medio entre los planes de Unidas Podemos –por lo menos tal y como lo conocemos ahora mismo- y los suyos. “No soy un proyecto político. No me gustan las esquinas”, ha dicho para los más místicos. “Yo no tengo partido”, ha resumido para los más directos.

De esta manera, la titular de Trabajo tampoco ha escondido que el mensaje de Pablo Iglesias legando en ella el futuro de Unidas Podemos ya no es que le pillara por sorpresa, sino que le sentó mal: “Transité hasta el verano como pude. Lo asumí”. Un encargo que Díaz ha dejado claro que no va a cumplir, no por lo menos para complacer al otrora vicepresidente del Gobierno: “Yo soy una mujer libre. Nadie va a tomar decisiones por mí”.

"No quiero que mi hija piense que la política es esto"

Por último, Díaz ha contrapuesto durante toda la entrevista el concepto de “política” y “politiqueo”: “Estamos en un momento de politiqueo, de ruido, de campaña permanente, y eso causa la desafección de la ciudadanía”. “En política yo he visto los elementos más primarios del ser humano y no me gusta. Grandísimos odios, envidias… En política no hay que estar siempre peleando, se puede cooperar […] No quiero que mi hija piense que la política es esto”, ha sentenciado.