Beatriz TalegónEscuchar hoy las declaraciones del Ministro del Interior tratando de justificar lo injustificable hace pensar el tipo de individuos que toman decisiones por nosotros.

Hablar de "personas ilegales", de cuchillas que hacen cortes superficiales como si eso fuera algo baladí, y sobre todo sin comentar absolutamente nada sobre las miles de personas que cada día se juegan la vida (y muchos las pierden) porque simplemente pretenden vivir resulta obsceno (por decirlo suave).

Esos que se juegan la vida, Señor Ministro, son los que han nacido en países llenos de miseria, donde los derechos se ven por la tele o se los cuentan los turistas, los que en muchos casos trabajan sin ningún tipo de seguro para que muchos tengan determinados servicios que otros, los ciudadanos legales, no quieren prestar.

Vienen de miles de rincones en el mundo que han sido explotados a cambio de hambre, falta de libertad y de lo más básico para sobrevivir. Explotados, obviamente, por nuestras potencias (multinacionales, estados e intereses varios que pasan muy por encima de lo que debería ser la dignidad de todos y cada uno de los seres que habitan el planeta -incluidos ministros como el nuestro-). Explotados, en definitiva, por "ciudadanos legales", "ciudadanos con papeles" y con Carteras ministeriales como la de Fernández Díaz. Explotados para nuestro ocio, en muchos casos.

Para muestra, los "Diamantes Negros". ¿Sabían que miles de niños son explotados por clubs de fútbol en toda Europa, a pesar de que en el artículo 18 del reglamento de la FIFA quede claro que no puede contratarse a ningún menor de 18 años?. Una realidad que nos rodea y que nuestra sociedad parece querer obviar mientras grita goles. En un país donde manda Don Balón es extraño escuchar críticas a los salarios astronómicos de las figuras futbolísticas. Nadie se rasga las vestiduras por ello. Y prácticamente no se conoce lo que gira en torno a tanto dinero.

Ayer se presentó la Película "Diamantes Negros", dirigida por Manuel Alcantud y producida por Carlo D'Ursi. Denuncia, precisamente, la realidad que no queremos ver. Y no será casualidad que los principales clubs de fútbol de nuestro país no hayan querido colaborar de ninguna manera con este interesante proyecto. Historias de miles de chavales que salen de sus países huyendo del hambre y la desolación soñando con ser estrellas de fútbol. Eso es lo que ven en la tele.

Mafias que les hacen pagar para darles una oportunidad en Europa. Falsificaciones varias de documentos, anulación de la dignidad y abuso absoluto del poder que da el dinero y el conocimiento de determinados negocios.

Y la consecuencia: miles de chicos solos, buscándose la vida en cualquier lugar, tratando de no regresar a lo que ya conocen y con un sueño truncado.

Sin duda una historia que muestra una realidad que no queremos ver y es preciso que se conozca. Porque todos somos, en cierto modo, responsables.

Hemos creado un mundo en el que hay personas legales e ilegales. Como si la dignidad te la dieran en un certificado. Y tenemos Ministros que hablan en estos términos sin que parezca costarles ningún esfuerzo. Justificando cuchillas que tratan de disuadir a los que tratan de buscar un futuro. Y habla de cortes superficiales, cuando lo que realmente habría que estudiar es la brutal superficialidad de un individuo capaz de defender tal aberración.

Sí, han sido distintos gobiernos de distintos partidos políticos los que han venido perpetuando este tipo de barbaries. Y todos ellos merecen reprobación. Si realmente se preocupasen por el reparto de la riqueza, por el desarrollo de las personas y el cese de la explotación, por establecer medidas de carácter internacional para que las multinacionales no campasen a sus anchas creando miseria, nadie tendría que plantearse poner ningún tipo de barrera entre personas. Pero evidentemente, no están para eso.

Justifican sus barbaries llenando nuestra capacidad de entender con mensajes alarmistas, riesgo e inseguridad ciudadana. Animándonos a consumir productos que mantienen el sometimiento de millones de personas al hambre, al analfabetismo y a una vida sin opciones. Generándonos la sensación de necesidad de protección de "lo nuestro" frente a los que "vienen a quitárnoslo". Y así es cuando comienzan las olas racistas, los grupos de exaltados que, extasiados por los goles y justificando el uso de medidas inhumanas protegerán su nación de las "amenazas externas". Encontrarán en el Ministro Fernández Díaz buenas razones para argumentar las distintas clases de ciudadanos: los que merecen tratos de personas legales (suponemos que no se referirá a sus compañeros de bancada, los de los coches de lujo en el garaje y confeti millonario) y los que no (esos que se juegan la vida para poder comer).

"Cortes superficiales" son lo que según él generan las cuchillas en las vallas. "Medida de persuasión pasiva". Y lindezas por el estilo para evitar decir la verdad, que más o menos viene siendo que a este gobierno le importa muy poco lo que le ocurra a toda esta gente. Que sufran fuera de nuestras fronteras, que bastante tenemos aquí ya con lo que tenemos y que bastante poco les importan ya a nuestros gobernantes los ciudadanos españoles, como para preocuparse por los que ni si quiera aparecen en la lista del paro (sic).

Beatriz Talegón es secretaria general de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas
@BeatrizTalegon