El Gobierno de España propone regularizar a las personas migrantes que residan en nuestro país desde antes del pasado 31 de diciembre. El Ejecutivo de Pedro Sánchez se encuentra negociando con los grupos parlamentarios un nuevo texto con el que desbloquear lo antes posible la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que llevaba un año en stand by en el Parlamento y cuyo objetivo pasa por dar permisos de residencia y de trabajo a unas 470.000 personas.
El texto, que ha adelantado este martes el diario El País aún es susceptible de cambios, mientras que en caso de salir adelante, el texto puede servir para corregir los problemas derivados del nuevo reglamento de extranjería, que en última instancia puede suponer la irregularidad de miles de personas.
El reciente documento, eso sí, es más cauto en los términos. Así las cosas, el documento más reciente se refiere a un “régimen transitorio, excepcional y limitado en el tiempo”, mientras que el anterior hablaba de una “regularización extraordinaria”.
Pormenores de la norma
Los requisitos para la aprobación definitiva de la norma son varios y pasan, por ejemplo, por los antecedentes penales, la situación de vulnerabilidad de la persona a la manera de demostrar la estancia en el país. Tanto las condiciones finales para la regularización como los pasos a seguir para la misma se recogerán en un real decreto que tendrá un plazo máximo de medio año para aprobarse una vez que la Cámara Baja de luz verde con el voto favorable de la mayoría de sus diputados.
El documento justifica que España, “por su situación geográfica y la percepción de estabilidad, seguridad y prosperidad económica y social, constituye un objeto de destino prioritario de los flujos migratorios”. De ahí una parte de que la regularización sea necesaria. “No acompasar de forma eficaz la evolución de los flujos humanos migrantes con el ámbito regulador puede generar situaciones de inseguridad o desprotección”, acentúa.
Asimismo, reconoce las limitaciones con las que cuenta el nuevo reglamente de extranjería, que no acumula también alguna que otra polémica. “A pesar de que esta nueva reforma, que entra en vigor el próximo 20 de mayo, mejora y flexibiliza los requisitos para que las personas extranjeras puedan obtener una autorización de residencia, existe un número importante de personas que no va a poder obtener esa autorización a pesar de permanecer en España durante mucho tiempo”, acusa, refiriéndose a “personas, por ejemplo, que hayan desistido de su solicitud de protección internacional” o aquellas que atraviesen una situación de especial “vulnerabilidad”.
Los tiempos, el principal escollo
El PSOE defiende su sprint con el interés de Sánchez en medidas que afecten a las personas migrantes, como las 23.000 que se vieron afectadas por el paso de la DANA que arrasó Valencia el pasado mes de octubre. En otro orden de cosas, busca responder a las demandas empresariales de que falta mano de obra por los vacíos que dejaba el reglamento vigente.
Los partidos que más han presionado en favor de acelerar los trámites han sido los de la izquierda a la izquierda de los socialistas, especialmente Unidos Podemos, aunque también Sumar, por lo que se espera que ambos presionen para ampliar el marco temporal en el que se aplicará la regularización.
De hecho, sería aquí donde se sitúa el choque principal entre los socios de Gobierno, ya que los de Yolanda Díaz querrían que la regularización abarcase, al menos, hasta que se apruebe la ley de extranjería; esto es, este martes, si bien pone sobre la mesa que lo mejor sería la entrada en vigor de la propia ILP. Asimismo, el partido magenta quiere definir algunos de los criterios que asentarían la base para el real decreto con el que se marcarán los requisitos y los procedimientos.
Las voces apuntan a la necesidad de que la medida entre en vigor antes del verano, mientras que las partes contemplan la casi con total seguridad posición desfavorable del PP, ya que el parido de Alberto Núñez Feijóo defendió que la fecha de regularización fuese anterior al 1 de noviembre de 2021, lo que se convierte en condición que, en Génova, parece ineludible para que el texto salga adelante.