Si la mejor defensa es un buen ataque, Santiago Abascal, el ultraderechista líder de Vox, atacó este domingo con saña. Nada menos dijo que “desde que Pedro Sánchez ha llegado a la Moncloa, las violaciones no han dejado de aumentar de manera dramática en España”. Tal barbaridad, teñida de una inmensa malevolencia, pretende camuflar la ferocidad con la que Abascal y los suyos han arengado desde toda tribuna posible para cargar contra los derechos de las mujeres y reducirlas a objeto para uso y disfrute del varón. 

Simultáneamente a este mitin, en España millares de mujeres reivindicaban igualdad y freno a la violencia, mientras en México clamaban contra los diez asesinatos que sufren al día en el país azteca; en Turquía o en Pakistán las manifestantes se veían agredidas por la policía y en todo el mundo las mujeres intentaban conseguir visibilidad incluso en países muy hostiles.

Abascal calificó la protesta de “aquelarre capitaneado por locas del odio” ante unas 9.000 personas en la plaza madrileña de Vistalegre. El ultraderechista se explayó con su tema favorito: extranjeros con antecedentes que se pasean libremente, a los que acusa de ser responsables de las agresiones sexuales contra mujeres, por supuesto sin aportar ningún dato, pero lanzando su mensaje de odio que niega con toda desfachatez. También se enfrentó a los medios de comunicación amenazando con comenzar a señalar ante sus votantes, a los accionistas de las empresas informativas, como es el caso de los bancos.

El mal menor es Feijóo, pero no hay que perder de vista que la mejor opción contra la ultraderecha es la izquierda

“Medios sectarios usados para condenar al disidente de la dictadura progre y para amparar el gigantesco fraude que ha cometido el presidente del Gobierno”, tronó y se quedó tan fresco. Para más INRI, el líder de Vox se proclamó como la alternativa, lo que se traduce en que Abascal se propone como el enterrador de las libertades y los derechos fundamentales.

A este partido antidemocrático se ha enfrentado el presidente de la Xunta gallega Alberto Núñez Feijóo, que desde el Partido Popular ve con alarma cómo las encuestas le vaticinan una presunta victoria demasiado justa en las elecciones autonómicas de Galicia. A Núñez Feijóo no le interesa que Vox consiga presencia en su territorio, porque le obligaría a pactar y lo que plantea es una confrontación para impedir la regresión que podría suponer. Cuando apenas quedan cuatro semanas para que los votantes de esa autonomía decidan el nuevo gobierno, Feijóo ha lanzado un grito de advertencia que no debe haber sentado muy bien ni en Génova ni entre el clan de Aznar: “No podemos estar de rodillas ante los líderes de Vox”. Es decir, que preconiza todo lo contrario de lo que su partido practica en diferentes comunidades autónomas donde Vox decide las jugadas.

Tienen los electores gallegos una enorme responsabilidad: Acecha la amenaza del pasado, la involución y un fuerte hedor a fascismo. El mal menor es Feijóo, pero no hay que perder de vista que la mejor opción contra la ultraderecha es la izquierda.

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com