La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Bañez, ha intervenido en el drama de Iberia, que dejará en la calle a 4.500 de sus trabajadores, la cuarta parte de su plantilla, para pedir a la compañía y a los sindicatos que apliquen la reforma laboral del Gobierno “con sensibilidad”.

En rueda de prensa en Sevilla, Fátima Báñez ha afirmado que el "corazón" de la reforma laboral”, que ha abaratado el despido, “es la flexibilidad, que permite buscar caminos antes que despedir, y ha subrayado que esto “debe ser el último recurso".

Báñez ha puesto como ejemplo de “flexibilidad” a otras empresas que han presentado expedientes de regulación de empleo temporal basados en la reducción de jornada y la suspensión de contratos para evitar la extinción de la relación laboral.

Iberia responde a la ministra
El consejero delegado de Iberia, Rafael Sánchez-Lozano, ha respondido a la ministra, a través de declaraciones a los medios, que la aerolínea tiene "sensibilidad y flexibilidad" para aplicar el plan de reestructuración anunciado hoy, pero sobre todo lo que tienen es que buscar una solución que haga la compañía viable, que tenga futuro, “y eso es lo que estamos persiguiendo en este momento".

Los sindicatos denuncian el desmantelamiento de Iberia
Por su parte, los sindicatos CCOO, UGT y Sepla han rechazado el plan presentado por Iberia, porque en su opinión supone el "desmantelamiento de la empresa y la segregación de sus negocios" y porque la compañía esponsabiliza del "fracaso de la gestión" sólo a los trabajadores.

Francisco Rodríguez, secretario federal del sector aéreo de UGT, que ha hablado a los medios en nombre de los tres sindicatos que integran el Consejo Económico y Social (CES) –UGT, CCOO y los pilotos del Sepla-, ha dicho que la empresa les ha transmitido que el plan no es negociable, por lo que los tres sindicatos lo valoran como "radical".

Una reducción del 15% de las operaciones
El plan de transformación anunciado hoy por International Airlines Group (IAG), producto de la fusión Iberia-British Airways, incluye la reducción de la capacidad operativa de la aerolínea española en un 15 % en 2013, para centrarse en las rutas rentables, y una disminución de la flota en 25 aviones, cinco de largo recorrido y 20 de corta distancia