Cenamos tarde, dormimos poco y madrugamos cuando aún es de noche. España vive desacompasada del sol, y ahora el Gobierno quiere replantearse ese ritmo. Pedro Sánchez ha anunciado este lunes que España propondrá eliminar los dos cambios de hora anuales en 2026, dando pie a una pregunta inevitable: ¿qué hora debería ser realmente la nuestra?
La medida, que el Ejecutivo presentará ante la Unión Europea, busca poner fin al cambio estacional que adelanta los relojes una hora en marzo y los retrasa en octubre. El presidente argumentó que “ya no tiene sentido mantener esta práctica”, asegurando que los supuestos beneficios energéticos del horario de verano “han quedado obsoletos” y que la mayoría de la ciudadanía prefiere un horario estable durante todo el año. La propuesta se alinea con un debate que lleva años abierto en Bruselas, donde varios países han reclamado una armonización que evite la actual confusión de husos dentro del continente.
Sin embargo, el anuncio reabre un viejo dilema español: ¿qué hora debería fijarse de manera permanente? Geográficamente, España pertenece al huso horario del meridiano de Greenwich (UTC +0), el mismo que Portugal o el Reino Unido. Pero desde 1940, bajo el régimen de Franco, el país decidió alinearse con el horario de la Alemania nazi y la Europa ocupada (UTC +1). Aquel cambio, pensado para reforzar vínculos políticos con Berlín, nunca se revirtió, pese a que los expertos han advertido de sus efectos en los hábitos y la salud.
Desde entonces, vivimos con una hora adelantada respecto al sol. El amanecer llega más tarde, las comidas se retrasan, las jornadas laborales se alargan y las cenas se empujan hacia la noche. Para muchos investigadores, este desfase ha contribuido a consolidar horarios poco saludables y a dificultar la conciliación familiar. “No dormimos lo suficiente y lo hacemos fuera de fase con nuestro reloj biológico”, advertía recientemente la Sociedad Española del Sueño.
Frente a ello, hay voces que defienden mantener el huso actual, argumentando que coincidir con Europa Central favorece la coordinación económica y comercial con los principales socios de España. Además, el turismo y los sectores de ocio y restauración suelen preferir los días más largos y luminosos que ofrece el actual sistema. La elección, por tanto, no es solo técnica: afecta a la economía, a la cultura y al modo en que el país organiza su vida cotidiana.
El Gobierno abrirá un proceso de consulta pública antes de decidir qué huso adoptar, y ahí entra también la opinión ciudadana. Por eso planteamos esta pregunta: ¿Qué huso horario prefieres que tenga España?

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