El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, junto al presidente de Melilla, Juan José Imbroda (d) El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, junto al presidente de Melilla, Juan José Imbroda (d)

 

 


En medio de la polémica por las cuchillas en las vallas de Melilla, criticadas incluso por la Conferencia Episcopal, el presidente de la ciudad autónoma, Juan José Imbroda,ha salido a justificar la permanencia de las mismas al afirmar que a él tampoco le gusta "todo lo que hiera y produzca lesiones a la gente", pero hay que analizar la inmigración ilegal desde una perspectiva "realista" en vez de ir al "terreno lírico-poético total".

La pelota, en el tejado de Rajoy
A preguntas de los periodistas, Imbroda ha manifestado que está a la espera de lo que diga respecto a la concertina el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, del que ha dicho que tiene "la sensibilidad suficiente para saber qué es lo que tiene que hacer", informa EFE.

Eso será una vez que Rajoy analice el informe que ha solicitado al Ministerio del Interior para ver qué efectos causan las cuchillas "sobre lo que se pretende, que es que no exista la inmigración ilegal", ha afirmado Imbroda.

Eliminar la valla sería contraproducente
"Otra cosa es que nos guste o no la concertina", ha apuntado el presidente melillense, que ha reconocido que a él no le gusta, como tampoco el alambre de espino, las bayonetas o los cristales rotos con los que se suelen proteger algunos muros para evitar que sean trepados. Sin embargo, ha dicho que ante la inmigración clandestina "hay que ser realistas también", ya que eliminar la valla de Melilla "sería contraproducente" y daría lugar a la llegada a Europa de "millones" de inmigrantes como consecuencia de los problemas internos que hay en muchos países africanos por guerras, corrupción y pobreza. "No cabríamos en la ciudad y Europa no podría dar cabida a tantos millones que vendrían", ha añadido Imbroda.

No hay más remedio que poner obstáculos
En opinión del dirigente popular,  a Europa no le queda más remedio que poner "obstáculos naturales o artificiales" para poner freno a la inmigración ilegal, y ésa es la razón por la que "no se abren las puertas, porque no caben todos".

Imbroda ha recordado las "imágenes impactantes" y "terribles" de unos mil inmigrantes que bajaban el miércoles de madrugada desde el monte Gurugú en dirección hacia Melilla "buscando un mundo mejor", que es "la realidad" de la inmigración ilegal.