El diputado del Parlament de la CUP David Fernández y el diputado del PP en el Congreso Rafael Hernando



Desde el Partido Popular se han apresurado a arropar a su exministro Rodrigo Rato por lo ocurrido durante su comparecencia como expresidente de Bankia en una comisión del Parlament catalán, cuando el diputado David Fernández le llamó “gánster” y le mostró una sandalia como símbolo de “humillación y desprecio”. La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, ha tachado la escena de "circo mediático" y “lamentable espectáculo” acusando a la CUP de "perjudicar” la imagen del Parlamento catalán.

Reclaman “respeto, tolerancia y diálogo”
En la misma línea, el portavoz adjunto de los populares en el Congreso, Rafael Hernando, ha tachado de "patético y deplorable" el modo en que algunos "energúmenos" se dirigieron a Rato, sentenciando que el exministro “no se merecía una intervención y un tratamiento" así. Por su parte, el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, ha considerado "degradante para la vida parlamentaria" el gesto de Fernández, acusándole de “amenaza". Montoro ha pedido "respeto, tolerancia y diálogo" y ha insistido en que se están vulnerando "con mucha facilidad los preceptos democráticos".

Un partido gobernante o mayoritario en la oposición…
¿Fue un exceso el de la CUP, partido que cuenta con tres diputados regionales en Cataluña? Es posible, pero si es así el PP debería revisar sus propios comportamientos, porque han hecho declaraciones y exhibiciones que han ido mucho más lejos que las de Fernández. Con la diferencia de que ellos no son un partido autonómico minoritario sino uno que toca poder continuamente a nivel nacional y en un buen número de gobiernos regionales, y a pesar de ello pierde los nervios abiertamente cuando se le escapa algún ámbito.

… con métodos al límite
El ejemplo más reciente no es de palabra sino de acción, cuando alcaldes malagueños del PP en Andalucía cortaron el paso a la presidenta de la Junta, Susana Díaz. El presidente de la Diputación de Málaga se tuvo que disculpar por los excesos de sus compañeros, pero desde el primer momento el PSOE alertó de que se habían accedido a datos sobre la ruta de Díaz para perpetrar el ‘asalto’. Y el diputado Hernando, que ahora se echa las manos a la cabeza, intentó en el Parlamento agredir al socialista Alfredo Pérez Rubalcaba en 2005.

El espejo de la revolución egipcia en el que se miraba González Pons
Demuestran así que son capaces de la acción directa, pero desde el PP también arengan a los suyos con lemas incendiarios. Ahora no soportan la visión de las sandalias, el símbolo árabe del desprecio, cuando hace nada Esteban González Pons se recreaba en la revolución de Egipto como ejemplo para la España en la que gobernaba Zapatero. Los populares entonces no tenían inconveniente tampoco en caldear el ambiente acusando al expresidente socialista de arruinar Valencia cuando visitaba ciudades de la comunidad como Elche, fletando autobuses y animando a sus militantes a “darle la bienvenida”.

Las ‘bromas’ de Aguirre
En el mismo sentido, cuando se produjeron las protestas del 15-M, la expresidenta regional Esperanza Aguirre daba ideas a los suyos bromeando con la posibilidad de "convocar un campamento en la calle Ferraz y que se sienten allí los 90.000 militantes del PP de Madrid, que son más que los que hay en Sol, y no se levanten hasta que se marche Zapatero".

“Zeta, no salgas del despacho”
Y más allá de dirigentes de peso en el PP, algunos de sus comunicadores más activos, como el hiperactivo tertuliano Miguel Ángel Rodríguez –exdiputado y exportavoz del Gobierno de Aznar- recomendaba en la pasada legislatura a Zapatero que no saliera “del despacho” y se quedara cuidando “su armario gótico”. La advertencia era bastante inquietante: “No provoques, y dile a tu gente que se quede sentadita en el coche oficial, disfrutando de sus prebendas mientras puedan. No salgas del despacho, Zeta. Has engañado a demasiada gente como para pedir que estén calmados”.