Mucho antes de que los gringos nos convencieran para que cambiáramos nuestras tradiciones y el Día de Difuntos —Todos los Santos en España y Día de Muertos en México— celebráramos la noche de Halloween, lo clásico era comer los dulces típicos como buñuelos, huesitos u hojaldras (nada de conformarse con un puñado de caramelos en la calabacita), visitar cementerios y asistir a una representación de Don Juan Tenorio aunque fuera por televisión. Precisamente porque gran parte de la acción transcurre en uno, y porque (a estas alturas no será un spoiler) el personaje acaba siendo un difunto fantasma. Pero seguro que hay muchas cosas que desconoces de esta obra y cómo representa la unión entre México y España a través de la cultura común como nada más.

1. Dónde empezó la tradición de ver Don Juan Tenorio

Aunque la obra se estrenó en 1844 y a día de hoy es la obra más representada de la historia del teatro en español, al principio no gustó. Fue el 28 de marzo de ese año, en el Teatro de la Cruz de Madrid y pasó sin pena ni gloria. Ésta le llegó unos meses después cuando decidieron darle otra oportunidad coincidiendo con el 1 de Noviembre, pensando que al desarrollarse entre difuntos, tendría más lógica. Y acertaron.

2. En México desde el principio

El mismo día de su estreno en España, se representa en México en el Teatro de Santa Ana o Teatro Imperial, siendo motivo de la fundación de la Compañía Nacional de Teatro de México por impulso del emperador Maximiliano. Posteriormente, se continuó representando cada 1 de Noviembre en España y de forma puntual en México, hasta que en 1863 comienza la tradición de representarla a la vez en ambos países por iniciativa del propio Zorrilla y de los empresarios de los teatros Novedades de Madrid e Iturbide en CDMX.

“En 1873 don Francisco Arbeu decide montar la obra en el Día de Muertos en el Teatro Iturbide, hoy la Asamblea Legislativa del DF y a partir de ahí se empieza a representar en noviembre”.

3. Primera película de ficción en América

La importancia de la obra de Zorrilla queda reflejada en el hecho de que fuera el argumento elegido como guión de la primera película de ficción en el continente americano y en español, siendo en 1898 o 1899 Salvador Toscano quien la dirigió,Mientras tanto en Europa las cámaras rodaban salidas de la fábrica, llegadas del tren o algunos experimentos como los de Méliès y Segundo de Chomón. La popularidad era tal que en 1908, hay una nueva versión gracias a Ricardo de Baños y Alberto Marro, y de nuevo Ricardo repite en 1921. [embedyt] http://www.youtube.com/watch?v=tjCS2pGC9Mg[/embedyt]

4. Tan mexicano como Zorrilla

El personaje de Don Juan se ha hizo tan natural de México como su autor, nacido en Valladolid (España) pero huido a México al poco de casarse con su primera esposa y volviendo a contraer matrimonio esta vez con la actriz mexicana Juana Pacheco. El 4 de noviembre de 1865 el propio Emperador Maximiliano contrató a Zorrilla como director de la obra y de la Compañía Imperial en lo que hoy es el Salón de Emperadores del Palacio Nacional. Fue la única vez que la dirigió.

5. Morir sin vivir el éxito del todo

Como Van Gogh o Cervantes, no pudo sacar beneficio de su éxito. A pesar de ser la obra más representada del teatro en español, Zorrilla malvivió económicamente hasta el fin de sus días, pasando dificultades monetarias incluso habiendo sido nombrado Académico de la Lengua (1885). Don Juan Tenorio malvendió el libreto a un editor por 8 mil reales, pensando que era una obra menor escrita en tan solo ocho días. Se arrepintió tarde, cuando se lamentó de que su libreto “daba de comer a todos los teatros de América y España”.

6. También en los orígenes de Hollywood

El mismo Ricardo de Baños, esta vez con ayuda de su hermano Ramón,  repitió argumento pero ya en 1922 y con el cine sonoro, que por entonces Hollywood doblaba al castellano. También interesó a otros cineastas famosos como Luis Buñuel, que aunque no llegó a rodar una película, representó al personaje de Don Juan en la Residencia de Estudiantes en torno a 1924 y tres décadas después cuando vivía en México volvió a hacerlo en teatro Fábregas.

7. La muerte como cultura

El Día de Muertos es la fiesta más reconocible y universal de la cultura Mexicana, y tiene su origen en la mezcla de la precolombina con la española. Cada año se celebra en los cementerios la vuelta de los seres queridos ya fallecidos con total naturalidad y hasta alegría. Don Juan Tenorio se integró perfectamente en ese escenario prolongando en el teatro y por la noche “el trato familiar con la nunca temida muerte” (En Palabras de Salvador Novo). En España, aunque el tono de la celebración es más melancólico, aún hay millones de personas que vuelven a sus pueblos a visitar y adecentar el cementerio donde están sus familiares enterrados.

8. Hay más Don Juanes pero no son Tenorios

El protagonista de la obra es una más de las visiones de un mito habitual en la literatura clásica a partir del Siglo de Oro, apareciendo en obras de altura como El Burlador de Sevilla y convidado de pierda, de Tirso de Molina (1630) o las versiones de Molière, Espronceda, Alejandro Dumas, Lord Byron, Azorín o Gonzalo Torrente Ballester por citar sólo algunos y hasta Mozart lo inmortalizó en la ópera Don Giovanni. Pero ninguno tan poderoso para seguir atrapando espectadores 170 años después una vez al año en dos países a la vez.

9. Y ahora, en Musical

A pesar de haber sido siempre inspiración para todo tipo de obras y adaptaciones y haber sido como dijimos la primera película de ficción en español, todavía faltaba la versión musical. Si no tenemos en cuenta el poema sinfónico de Richard Strauss (1888), la composición de Franz List (1841) o las óperas de Mozart, Ruperto Chapí (1906) las de Javier Collazo y Juan Carlos Zorzi (1998) y Martha Eguilior (2013) y nos atenemos a lo que es un musical al estilo Broadway, acaba de estrenarse mundialmente en Madrid el Musical Don Juan, un musical a Sangre y Fuego, compuesto tras más de 20 años de trabajo por el mexicano Antonio Calvo. Una muestra más de que el Tenorio hermana como nadie a ambos países.

10. Un texto inmortal

¿Quién no se sabe de memoria alguno de sus versos, como el de “No es cierto ángel de amor…” y sin embargo, cada vez que los oyes, como fielmente ha respetado Calvo en su musical, consiguen erizarte el vello con su visión de la muerte… DON JUAN ¿Y aquel entierro que pasa? ESTATUA Es el tuyo. DON JUAN ¡Muerto yo! ESTATUA El capitán te mató a la puerta de tu casa. DON JUAN Tarde la luz de la fe penetra en mi corazón, pues crímenes mi razón a su luz tan sólo ve. Los ve... y con horrible afán, porque al ver su multitud, ve a Dios en su plenitud de su ira contra don Juan.

¡Ah! Por doquiera que fui, la razón atropellé, la virtud escarnecí y a la justicia burlé. Y emponzoñé cuanto vi, y a las cabañas bajé, y a los palacios subí, y los claustros escalé; y pues tal mi vida fue, no, no hay perdón para mí.

¡Mas ahí estáis todavía (A los fantasmas.) Con quietud tan pertinaz! Dejadme morir en paz a solas con mi agonía. Mas con esa horrenda calma, ¿qué me auguráis, sombras fieras? ¿Qué esperáis de mí? ESTATUA Que mueras para llevarse tu alma. Y adiós, don Juan; ya tu vida toca a su fin, y pues vano todo fue, dame la mano en señal de despedida. ¿En serio puede competir con un simple “Truco o Trato”? Como curiosidad: Puedes leer el manuscrito original en la Biblioteca Virtual Cervantes.   Foto: Izarbeltza (CC) Flickr.