El temporal en la izquierda a la izquierda del PSOE amainó a medida que se acercaban las elecciones autonómicas y municipales. La plataforma de Yolanda Díaz y Podemos se vieron forzados a firmar un armisticio en pos del horizonte electoral. Las negociaciones se detuvieron en seco y, a pesar de las llamadas de algunos aliados de Sumar, no hay visos de reanudarse inmediatamente después de los comicios. Habrá que esperar aún para que sendas formaciones descuelguen de nuevo el teléfono. De hecho, desde el entorno de la vicepresidenta segunda del Gobierno priorizan la conformación de gobiernos y rehúyen de plazos, lo cual no es óbice para que admitan que el acuerdo ha de llegar “cuanto antes”.

El 28M calmó las turbulentas aguas del río que divide a las dos formaciones. La vicepresidenta segunda del Gobierno y su equipo se enfrentaban a un reto mayúsculo. Díaz tenía que diseñar la campaña de equilibrios con precisión quirúrgica, sin soliviantar los ya de por sí enardecidos ánimos morados y anteponiendo los deseos electorales del espacio a la izquierda del PSOE. Así, la líder de la plataforma ha respaldado tanto a sus aliados como a los candidatos de Podemos en territorios donde incluso presentan listas ambas fuerzas políticas. Valencia es uno de ellos, una plaza crucial para la izquierda.

El armisticio no tiene fecha de caducidad. Al menos de momento. Ninguno de los dos principales actores quiere ponérsela. Las prioridades son claras: la supervivencia o, en su defecto, el fortalecimiento del espacio a la izquierda del PSOE. Todo se andará una vez pasen las elecciones. Ese es el sentir que transmiten desde el entorno de la vicepresidenta segunda, aunque su estrategia choca con el calendario que manejan algunos de sus aliados.

Desde la órbita de las formaciones que ya se sitúan bajo el paraguas de Sumar ponen fecha de caducidad a la posibilidad de alcanzar un acuerdo. Según describe El Confidencial, han planteado las vacaciones de verano como fecha límite para sumar a los morados a la causa. Es decir, entre los meses de junio y julio. No ocurre lo mismo en lo relativo a las fórmulas para las primarias, para lo que establecen un grado mayor de prudencia ante la diversidad de opiniones que cohabitan en el espacio.

Díaz, fiel a su estilo

Lo cierto es que, a pesar de las intenciones de los socios de Sumar, la líder de la plataforma prefiere no hablar de plazos. Fuentes de su entorno admiten a ElPlural.com que no hay ninguna prisa. Se abonan a la prudencia y ponen el foco en el 28 de mayo. “Estamos centrados en ayudar en estas elecciones”, subrayan voces autorizadas próximas a la ministra de Trabajo. El mensaje que transmiten en privado es claro, concediendo prioridad absoluta a las elecciones y focalizando esfuerzos para que el espacio a la izquierda del PSOE no solo aguante, sino que lo haga con la mayor fuerza posible.

Tampoco hay un calendario marcado para regresar a la mesa de negociación. De hecho, incluso emplazan este escenario a la completa definición de los gobiernos autonómicos y municipales. “Hay que dejar trabajar a los partidos. Es muy importante”, recalcan otras fuentes consultadas. Calma y prudencia hasta que la conclusión del proceso, aunque ello no les impide admitir que su deseo pasa por cerrar un acuerdo “cuanto antes”. Eso sí, lejos de definir unos plazos concretos porque la realidad es la que es. “Haremos las cosas mediante el diálogo y llegaremos a acuerdos”, remachan estas voces.

El mismo sentimiento se extiende por Podemos. Los de Ione Belarra, al igual que su contrapeso, están centrados en exclusiva en las elecciones de este domingo. Entre las filas moradas no quieren ni oír hablar de las negociaciones con Sumar y se limitan a resaltar la relevancia de estos comicios no sólo en clave interna, sino también de país.

Obstáculos preelectorales

No obstante, ninguna de las dos partes quitará ojo a los designios de las urnas. Los resultados electorales de este domingo también marcarán la negociación. Es una arista con la que ya contaban en el pasado mes de abril. Tanto es así, que en aquellos momentos crecían las sospechas de que las prisas de Podemos estaban vinculadas al temor a una pérdida de apoyos el 28 de mayo, pues conllevaría a una atrofia muscular que mermaría sus expectativas de integración.

Antes de la puesta en marcha de Sumar, tanto Podemos como la plataforma de Díaz se tomaron la temperatura para repartirse los puestos en las listas. Se habló de cuotas, pero no se llegó a buen puerto. Los de la vicepresidenta segunda garantizaban en público y en privado que habría primarias. De hecho, esgrimían que no era óbice para que las negociaciones se encauzaran. Sin embargo, los morados airearon que sus interlocutores no querían comprometerse a celebrar un proceso abierto de primarias.