El anuncio Pedro Sánchez queda ahogado entre las cuestiones marroquí y ucraniana. Al menos, así lo es para la oposición. Tras concluir la comparecencia del jefe del Ejecutivo, que se ha extendido durante unos 50 minutos y pasando prácticamente de puntillas por la Reunión de Alto Nivel (RAN) con Rabat y la entrega de armamento a Kiev, Partido Popular y Vox han aprovechado las disonancias argumentales en política exterior para arrinconar -o intentarlo- al presidente del Gobierno, además de cuestionar la acción de la Administración en cuanto a las relaciones con el régimen marroquí.

Se acabó la tregua entre los dos principales partidos del arco parlamentario. Partido Popular y PSOE dan por amortizado el acuerdo puntual para reformar la ley del sólo sí es sí y regresan cada uno a su trinchera. Así lo escenifican desde comienzos de esta semana, con el pacto sellado, replicando las diferencias a gran escala, con un Sánchez que ha antepuesto el paraguas social desplegado por su Gabinete frente a la política de recortes de un Partido Popular que no mira por el bien de “la mayoría”.

No obstante, precisamente este hecho le ha servido a Génova para profundizar en la brecha entre los dos socios de la coalición. El Partido Popular vio la reforma de la ley del sólo sí como una ventana de oportunidad y sobre esta premisa ha pivotado la réplica de la portavoz conservadora en el Congreso, Cuca Gamarra, en la sesión plenaria en la que Sánchez comparecía para rendir cuentas sobre los Consejos Europeos, pero también sobre el estado de las relaciones tanto con Kiev como con Rabat.

Marruecos y Ucrania

La parlamentaria conservadora ha recordado que desde su propio gabinete se airea la idea de que España “tiene sed de cambio”, parafraseando una píldora que la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, dejó en el acto de lanzamiento de Sumar. Gamarra ha deslizado que no existe un Gobierno de coalición en Europa como el suyo, con diversos frentes abiertos, como es el caso de Marruecos, país al que el socio minoritario cataloga como una dictadura. Adjetivación de la que se separa el ala socialista, aunque también el PP, como ha clarificado su portavoz en la intervención de este miércoles. “Lo único que les une es su afán por mantenerse en el cargo”, ha resumido.

Gamarra ha enumerado un rosario de marcadores que, a juicio de los populares, sitúan a España a la cola de Europa, haciendo hincapié en el PIB prepandemia y el IPC. Tampoco perdió la oportunidad para presentar a su formación como una suerte de fuerza salvadora de la Ley de Garantía de la Libertad Sexual, motivo por el cual ha afeado a Sánchez su “soberbia” al no atender a las razones de una oposición que censuraba -según dice- con fiereza el articulado del Ministerio de Igualdad. Un texto que es “fruto de su populismo punitivo” y que ha facilitado cerca del millar de rebajas de condena. “En lugar de escuchar para evitar el dislate, ha tardado siete meses en hacerlo. No esperamos su agradecimiento, pero sí sus disculpas”, ha deslizado la portavoz popular, sin especificar que el jefe del Ejecutivo pidió perdón a las víctimas el pasado domingo en las páginas de El Correo.

Los recovecos de la RAN

Donde más profunda es la brecha en el Ejecutivo es en lo relativo a la guerra de Ucrania y a las relaciones bilaterales con Marruecos. Gamarra ha afirmado que en el Gabinete del Presidente se sientan “ministros prorrusos”, en alusión a Unidas Podemos. Entre tanto, se aferran al argumento de favorecer al régimen de Putin con la compra de gas, acusando al Estado de financiar -en cierto modo- la invasión de Ucrania. Así las cosas, la portavoz del Grupo Popular en la Cámara Baja ha subrayado que “parte de su Gobierno está en contra de lo que hace en materia de política exterior”.

Si bien la política exterior ha sido el eje sobre el que ha girado Gamarra, la Reunión de Alto Nivel con Rabat ha ocupado el grueso de su intervención. La conservadora se ha preguntado por el calendario de apertura de las aduanas de Ceuta y Melilla. “No sabemos nada porque todo es mentira”, ha resuelto, antes de esbozar poco menos que como pantomima su presencia en el país marroquí. “¿Es un éxito diplomático que le llame Mohamed VI mientras le da plantón? ¿Sabe cuando va a ser la visita que le ha prometido?”, lanzó.

Palabras que sirvieron a Gamarra como preludio para introducir el presunto cese de Arancha González Laya como titular de Asuntos Exteriores. Según El Confidencial, su salida del Gabinete se produjo tras una supuesta petición expresa de Rabat, que en todo momento cuestionó y presionó a la exministra por dar cobijo en España al líder del Frente Polisario, Brahim Gali, enfermo por coronavirus en aquel momento. “¿Tiene algo que ver la información robada de diferentes móviles?”, sugirió la portavoz conservadora, quien denuncia que Sánchez busca aislar a la Cámara Baja de la política exterior. “España es una monarquía parlamentaria, no una república presidencialista”, ha advertido.

Abascal siguió la pauta popular, no sin antes afear a Sánchez las “tediosas mañanas” que fuerza Sánchez en el Congreso, acusando al jefe del Ejecutivo de “mentir sobre lo que le da la gana” y entre reproches por no aclarar “el cambio de postura sobre el Sáhara”. “Sería bueno que contestara preguntas concretas”, ha introducido el líder de la ultraderecha, replicando en cierto grado las cuestiones planteadas por Gamarra.

Considera que los acuerdos que haya adoptado Sánchez con el régimen marroquí “no comprometen a España ni al próximo gobierno”. No obstante, evoca el recuerdo efímero de un Ramón Tamames presidenciable para subrayar que, como le infiriera el profesor en la moción de censura, Marruecos es un vecino “con el que hay que llevarse bien”, pero no adoptar “una actitud sumisa”.