Este martes se ha producido la elección de Cándido Conde-Pumpido como nuevo presidente del Tribunal Constitucional (TC), tras obtener 6 de los 11 votos que estaban en juego durante el Pleno que se ha celebrado en la corte de garantías. Paralelamente, Inmaculada Montalbán se ha alzado con la Vicepresidencia, por lo que el bloque progresista se ha adjudicado ambos cargos y ha puesto en evidencia el fracaso de estrategia del Partido Popular, tanto la dirección de Pablo Casado como de Alberto Núñez Feijóo.

Cómo sucedieron los hechos: historia de un despropósito

Cabe recordar que el Partido Popular pactó con el Partido Socialista la reforma de la ley del Poder Judicial en octubre de 2021. Un acuerdo del que quedó constancia en un documento que fue firmado por el entonces secretario general de los populares, Teodoro García Egea, y el actual ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. 

El texto decía así: “El PSOE y el PP (han) alcanzado un acuerdo de reforma de la ley orgánica del Poder Judicial para el desbloqueo del nombramiento de los magistrados del Tribunal Constitucional causado por la no renovación del Consejo General del Poder Judicial (después de) la elección por las Cámaras de todos los nuevos miembros del Tribunal Constitucional, Tribunal de Cuentas, Defensor del Pueblo y Agencia Española de Protección de Datos”.

En contra de lo manifestado por miembros de la anterior dirección que encabezaba Pablo Casado, Alberto Núñez Feijóo aseguró que no tenía “el texto” del acuerdo entre el PP y el PSOE para modificar la ley orgánica del Poder Judicial. Entonces, el diario ‘El País’ publicó el acuerdo y el PP de Feijóo optó por desvincularse totalmente de esos pactos y los llegó a calificar de “marrullerías políticas”.

Desde ese momento, Feijóo no solo se negó a cumplir los acuerdos firmados por su propio partido, sino la propia Constitución.

La presión de la derecha más reaccionaria

Es cierto que en octubre de 2022, Feijóo retomó con el PSOE la negociación para la renovación del Poder Judicial, pero tras no aguantar la presión mediática por medios de comunicación conservadores, al final todo saltó por los aires y el acuerdo se fue al traste cuando el pacto estaba a punto de anunciarse.

Los socialistas entendieron que la decisión de Feijóo evidenciaba “una absoluta falta de autonomía política al no resistir las presiones de la derecha más reaccionaria que, en todo momento, boicoteó esta negociación para que no llegara a buen puerto”.