El magistrado Cándido Conde-Pumpido es el nuevo presidente del Tribunal Constitucional. Finalmente, el exfiscal general del Estado ha ganado su particular pulso contra la catedrática María Luisa Balaguer. Ambos han mantenido su candidatura a la presidencia del órgano hasta el final. De hecho, tal y como informó ElPlural.com, los magistrados progresistas mantuvieron una reunión de tres horas ayer para tratar de llegar al pleno de este miércoles con un solo candidato, pero ninguno de los dos, ni Balaguer ni Conde-Pumpido, dieron su brazo a torcer. La votación ha sido cinco votos (Balaguer) a seis.

La duda que planeaba hasta el final era cuál sería el sentido del voto de la nueva miembro del Tribunal de Garantías, la exmagistrada del Tribunal Supremo María Luisa Segoviano. Se especuló muchísimo con que Segoviano apoyaría a Balaguer a cambio de haber sido propuesta por los vocales del PP del Consejo General del Poder Judicial pese a ser progresista. Sin embargo, Segoviano ha apoyado a Conde-Pumpido, quien siempre ha querido terminar su carrera presidiendo el Constitucional.

Entre las primeras medidas que quiere adoptar el nuevo presidente está el poner al día el órgano. Como explicó en la toma de posesión de los cuatro nuevos miembros del TC, “no es normal que haya temas en los cajones desde hace más de 12 años” como es, por ejemplo, el recurso de inconstitucionalidad de la ley del aborto.

Conde-Pumpido es un jurista con una dilatada carrera en la judicatura. Además de su faceta como magistrado, también fue elegido como fiscal general del Estado durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Él fue el encargado de crear unidades tan importantes en el Ministerio Público como es la Fiscalía Anticorrupción.

Como sorpresa del día ha sido la elección de Inmaculada Montalbán como vicepresidenta del órgano. Históricamemnte, si la presidencia era para un progresista, la vicepresidencia para un conservador. Sin embargo, por primera vez en la historia del Tribunal de Garantías, tanto un cargo como el otro quedarán en manos de los progresistas.