La reunión de los miembros progresistas del Tribunal Constitucional ha terminado sin acuerdo para presentar una candidatura única a la presidencia del órgano. Así, se prevé que en el pleno de mañana haya dos nombres de magistrados progresistas encima de la mesa, el de la catedrática María Luisa Balaguer, y el del magistrado Cándido Conde-Pumpido. Esta decisión deja la presidencia, casi de forma literal, en manos de la nueva incorporación al Tribunal de Garantías, la progresista María Luisa Segoviano, quien salvo sorpresa tiene con su voto elegir a uno o a otro candidato.

La votación para elegir al presidente del Constitucional es secreta, pero si nadie cambia su voto, en principio Balaguer cuenta con cinco apoyos, su propio voto y el de los cuatro conservadores. Por su parte, Conde-Pumpido tiene los votos de otros cuatro progresistas más el suyo. Eso deja el voto de María Luisa Segoviano como el decisivo, ya que será ella la que decante la balanza apoyando a uno o a la otra. En el acto de toma de posesión de los nuevos magistrados Segoviano aseguró que no sabía qué iba a hacer, lo que supone que el pleno de este miércoles puede ser más que movido.

El pleno ha sido convocado por el actual presidente en funciones Ricardo Enríquez, quien ostenta el cargo de forma temporal tras la salida del anterior presidente, el conservador Pedro González-Trevijano. Este miércoles, además de designar a la persona que ostentará la presidencia, los miembros del TC también deben votar la vicepresidencia, que hasta ahora ejercía el progresista Juan Carlos Xiol. Hay una norma no escrita que dice que si el presidente es progresista, el vicepresidente será conservador y viceversa. En el caso de la vicepresidencia, la cosa está bastante más clara, pues dentro del bloque conservador no hay fisuras. El puesto será para Ricardo Enríquez.

Ambos candidatos cuentan con una dilatada trayectoria. Balaguer es conocida dentro del Constitucional por sus postulados feministas, mientras que Conde-Pumpido cuenta no solo con una carrera como jurista sino que, además, fue nombrado fiscal general del Estado por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Este lunes, en el acto de toma de posesión, Conde-Pumpido aseveraba que lo más importante ahora es "poner al día el Constitucional. No es normal tener asuntos en los cajones durante más de doce años". ¿Quién se llevará el gato al agua? Esa es la pregunta del millón que, por el momento, nadie sabe responder.