Este mismo viernes, El País publicaba en su portada digital los vídeos de las declaraciones ante el juez Ángel Hurtado del Tribunal Supremo en el marco de la investigación al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. Además de la testifical del propio jefe del Ministerio Público, salieron a la luz los testimonios tanto de Alberto González Amador, pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el de su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez. Si bien todos estos documentos son de crucial importancia para el devenir del proceso, la opinión pública se ha detenido en el de la mano derecha de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Como bien ha señalado en su perfil oficial en X – antes Twitter – Antonio Maestre, todo parte de un bulo que el ex asesor de José María Aznar vierte al diario El Mundo para intoxicar el proceso. Y así lo admite el propio MAR en su declaración ante el magistrado.

Para Maestre, lo grave de todo el caso que envuelve al fiscal general del Estado, al novio de Díaz Ayuso y a su jefe de gabinete, no es que el propio Rodríguez admita que “se lo inventó” y sea “un mentiroso”. Sino que el periodista o alto cargo de El Mundo al otro lado de la línea, dio luz verde para que esa infoxiación copara la primera plana de la edición en papel del periódico de Unidad Editorial. “Lo grave es que El Mundo lo publicó en portada sólo porque Miguel Ángel Rodríguez se lo dijo”, sentenció.

MAR lo reconoce

El jefe de Gabinete de Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, admitió ante el juez del Tribunal Supremo Ángel Hurtado que difundió parte de los correos electrónicos relacionados con el fraude fiscal de la pareja de la presidenta madrileña, Alberto González Amador. Rodríguez declaró como testigo en la causa que investiga al fiscal general del Estado.

Durante su declaración, cuyo vídeo ha sido difundido por El País, el también exportavoz del Gobierno de José María Aznar admitió que entregó a periodistas la “textualidad” de uno de esos correos. En concreto, explicó que lo hizo “después de que El Mundo publicara la noticia”, pese a que el propio medio había señalado que él no era la fuente original. “Yo sí doy a los periodistas después de esa publicación la textualidad del email recibido por el señor abogado Neira - letrado de González Amador - de parte del señor fiscal Salto”, reconoció Rodríguez ante el magistrado.

Ese correo es una de las piezas centrales del caso, ya que González Amador - que reconoció haber defraudado más de 350.000 euros a Hacienda - intentó alcanzar un acuerdo con la Fiscalía para evitar el juicio. Según el jefe de Gabinete de Ayuso, el Ministerio Público había recibido “órdenes de arriba” para impedir el pacto, una acusación que él mismo difundió en redes sociales.

Sin embargo, ante el juez, Rodríguez admitió que no tenía ninguna información concreta que sustentara esa afirmación. “Eso no es información”, reconoció, para luego justificarse con un argumento pintoresco: “Tengo el pelo blanco; quiero decir que llevo muchos años en este ámbito y puedo intuir, colegir, adivinar qué está pasando en el mundo político, sobre todo en un órgano tan respetable como el Ministerio Fiscal”.

La abogada del Estado que participaba en el interrogatorio le pidió entonces que confirmara si se trataba, por tanto, de una mera “suposición”. Rodríguez, tras unos segundos, respondió: “Sí”. Su testimonio desinfla así el discurso que durante semanas mantuvo el entorno de Ayuso para tratar de desacreditar al fiscal general y a la propia institución, insinuando una operación política contra el novio de la presidenta madrileña.

La causa que instruye el juez Hurtado se centra en determinar si García Ortiz vulneró el secreto de las actuaciones al difundir parte de la información sobre el caso de González Amador, después de que este reconociera su fraude ante Hacienda. Sin embargo, la declaración de Rodríguez añade una derivada política: la implicación directa del entorno de Ayuso en la difusión de material reservado, algo que él mismo ha terminado por confirmar ante el Supremo. En apenas unas líneas, el principal asesor de la presidenta madrileña ha pasado de acusar a la Fiscalía de maniobrar “por órdenes de arriba” a reconocer que todo se basaba en una simple intuición personal.

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