El expresidente del Gobierno y del Partido Popular José María Aznar dice estar convencido de que la España democrática nacida en la Transición tiene los días contados si Pedro Sánchez continúa en La Moncloa tras las próximas legislativas, que se celebrarán en noviembre si no se adelantan.

Es la idea que más recalcó ayer en una nueva edición del foro ‘España, a debate’, que viene organizando desde hace una década el Ayuntamiento sevillano de Tomares, el municipio con la renta más alta de Andalucía. En las tablas del foro han expuesto sus reflexiones personalidades políticas y culturales de amplio espectro ideológico como Alfonso Guerra, Esperanza Aguirre, Fernando Savater, Iñaki Gabilondo, José Rodríguez de la Borbolla o Juan Eslava Galán.

Más allá de obviedades como que “cuanto más fuerte sea la mayoría” parlamentaria que logre el PP, “más fuerte será su posición” y menor su dependencia de Vox, que Aznar dijo no desear, el presidente de FAES prescindió del pincel fino de otros predecesores en el foro para exhibir su destreza con la brocha gorda, previamente empapada en la más negra de las tintas a disposición de los heraldos del apocalipsis.

Persuadido de que solo la unidad de la derecha puede garantizar su vuelta al poder, Aznar hizo un llamamiento a los votantes de Vox para que “vuelvan” a las filas del PP, sobre cuyo actual presidente Alberto Núñez Feijóo no se deshizo, por cierto, en elogios su antecesor: dijo que era “una persona fiable” y añadió que “Feijóo se parece a Feijóo”, sin que la concurrencia adivinara del todo qué quiso decir exactamente.

Sobre los acuerdos con Marruecos, Aznar fue implacable con el presidente del Gobierno, que en su opinión se ha dejado “desairar” por el rey Mohamed VI por no haberse reunido con él en la cumbre celebrada en Rabat. "Hemos sido humillados por Marruecos y hemos perdido las relaciones con Argelia", sentenció algo campanudo el conferenciante, que reprochó a Sánchez que no hubiera debatido en el Congreso el cambio de posición de España sobre el Sahara, aunque no desveló si estaba de acuerdo con tal giro.

Pero lo peor para España está por llegar, auguró Aznar, para quien es una verdadera desgracia política que tengamos al frente del país a un Gobierno integrado o respaldado por “socialistas radicales, comunistas, separatistas y antiguos terroristas", tipos que “se miran en Venezuela, Irán o Putin”.

Si las huestes de Pedro Sánchez renuevan mandato, “oficialmente se establecería el fin de la Transición española tal y como la hemos conocido y se promoverían unas reformas constitucionales que cambiarían sustancialmente lo que significa la actual España constitucional". Y por si alguien había pensado que exagerada, puntualizó: "No es un diagnóstico pesimista, sino absolutamente realista".

Todo ese conglomerado radical que dirige Pedro Sánchez está trabajando para “destruir el Estado de Derecho y el prestigio internacional de España”. Por ello, cuando llegue al Gobierno el Partido Popular deberá “corregir de manera urgente” el legado radical “derogando buena parte de las leyes aprobadas, y muy en particular la de memoria democrática.

Aunque los parámetros en que se desenvuelve la economía española son altamente positivos según los principales organismos internacionales y a pesar del predicamento de que goza Sánchez en foros como Davos o la Unión Europea, Aznar no tiene dudas de que España necesita con urgencia instaurar una “economía que sea viable y atractiva” y recuperar su perdido “prestigio internacional". A esas alturas de su torva intervención, el bote de pintura negra debía estar ya en las últimas.