La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha sido formalmente coronada este viernes en la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol. La baronesa popular, además, ha sido escoltada por toda la plana mayor del partido, reunificando las “realidades asimétricas” que están aflorando en las estrategias poselectorales de las diferentes delegaciones territoriales de la formación.

Las críticas internas que están empezando a emerger por los pactos con Vox, con acuerdos de coalición rubricados en autonomías como la Comunidad Valenciana y hasta 140 ayuntamientos -entre los que se incluyen grandes capitales de provincia-, han solapado la imagen de unidad con la que Génova ha querido alejar los fantasmas de la desunión y dar el pistoletazo de salida a una carrera electoral con el 23J en el horizonte.

De esta forma, María Guardiola, candidata del PP en Extremadura y principal protagonista de la actualidad nacional en las últimas fechas por su ‘no’ rotundo a Vox, ha asistido a la entronización de su compañero de partido, Isabel Díaz Ayuso, junto a otros barones territoriales menos tajantes con la entrada de la extrema derecha y sus ideales en la administración, tales como Alfonso Fernández Mañueco, quien lleva año y medio gobernando en coalición con la extrema derecha liderada por Juan García Gallardo, o Carlos Mazón, quien tampoco dudó en sentarse a la mesa con el líder de Vox en la Comunidad Valenciana, Carlos Flores Juberías, para atar un Ejecutivo bicolor sellado, a cuatro manos, con un condenado por violencia psíquica en su historial delictivo.

Este viernes, día que se conmemora la noche de San Juan, los diferentes líderes territoriales del PP se han conjurado entorno a una hoguera, la de Isabel Díaz Ayuso, que no ha dudado en reclamar “unidad” para remar “todos en el mismo barco” desde Madrid, la delegación desde la que la presidenta regional rearma la casa común de los populares: “Ahora no se trata solo de estar a la altura de lo que se pueda esperar de nosotros, ni de devolver tanto como hemos recibido, sino de trabajar juntos para conseguirlo".

"A pesar de los peligros que aún se ciernen, España sigue siendo España y Madrid sigue siendo Madrid, porque la vida a la madrileña no solo sigue donde estaba, sino que tiene más sabor que nunca: un sabor mezclado con otros nuevos y distintos, pero no menos auténtico", ha aseverado, en una referencia a la simbiosis entre diferentes para “no caer en el resentimiento ni perder las ganas”.

No obstante, la unidad está más que sacudida en las últimas fechas en el PP. La propia María Guardiola, dirigente que aspira a convertirse en presidenta de la Junta de Extremadura, ha afirmado que ella jamás hubiese firmado pactos programáticos tan abusivos con los derechos sociales como los apalabrados por sus compañeros en la Comunidad Valenciana o Castilla y León. Algunos cuadros del organigrama popular, escocidos por la rotundidad de las palabras de Guardiola, han empezado a pedir explicaciones a Alberto Núñez Feijóo. Las respuestas oficiales en Valencia y Valladolid son idénticas: “No entramos en valoraciones”. Silencio del que también hacen gala en Madrid, delegación mayoritaria del PP y germen desde el que se cambiaron liderazgos en el pasado cercano: “No podemos estar todo el día en el tú y el yo. No entramos en eso”.

El federalismo asimétrico del PP

Este término, acuñado por Maragall a finales del siglo pasado para reconstruir el estado de las autonomías en una España plurinacional y abierta, se parece actualmente a la respuesta que da Génova a ElPlural.com cuando se les pregunta por las diferentes realidades poselectorales que ponen sobre la mesa sus equipos negociadores. ¿Por qué en la Comunidad Valenciana o Castilla y León sí, pero en Extremadura no?

“En Extremadura tenemos seis veces más diputados que Vox. En Valencia algo más del doble”, exponen. No obstante, la cuestión aritmética es fácilmente desmontable con la inclusión de Vox en gobiernos municipales como el de Majadahonda -donde el PP obtuvo mayoría absoluta- o Móstoles -donde su mayoría simple les permitía gobernar sin el apoyo de la extrema derecha-. ElPlural.com repregunta; Génova responde: “Realidades asimétricas”.

Con estas realidades sobre el mapa de las alianzas, y con una geografía popular en la que el azul se mezcla con el verde en 140 ayuntamientos, dos grandes autonomías y, por el momento, las Mesas de los parlamentos de Baleares y Aragón, ha sido el presidente del PP y candidato a La Moncloa el próximo 23 de julio, Alberto Núñez Feijóo, quien ha deslizado ligeramente sus preferencias aprovechando el altavoz que le ha brindado la coronación de Ayuso.

El dirigente, volviendo al viejo lema de las grandes mayorías, ha reclamado un gran resultado para poder consolidar un “Gobierno fuerte” y “sin intermediarios”. Una declaración de intenciones que, además, ha aderezado haciendo mención a que su voluntad es obtener un apoyo similar al de “Madrid, Galicia, La Rioja, el modelo de las grandes victorias”. Sobre Extremadura, el tema del momento, se ha limitado a decir que el acuerdo “no ha sido posible” porque “ha habido una divergencia importante": “Al menos de momento”, ha vaticinado, dejando de esta forma la puerta abierta a un nuevo gobierno bicolor con la extrema derecha, algo a lo que María Guardiola, “al menos de momento” -parafraseando a Feijóo-, se ha negado con una rotundidad inusitada.