“Hubiera trabajado con Bildu”. Así de contundente se mostró la presidenta del Partido Popular de Extremadura, María Guardiola, cuando en ‘Una de Nosotras’, programa de radio de Canal Extremadura, admitió en 2016 que como "servidora pública" hubiera trabajado hasta con la formación abertzale cuando explica a la periodista por qué a pesar de ser "simpatizante del PP" aceptó un cargo de responsabilidad como funcionaria con el gobierno del socialista Guillermo Fernández Vara. 

El audio original no está publicado en Canal Extremadura y no existe rastro en internet, pero ElPlural.com ha accedido íntegramente al programa de radio que fue emitido en noviembre de 2016, cuando María Guardiola era concejala de Economía del Ayuntamiento de Cáceres. 

"Con el PSOE... y hasta con Bildu"

En la entrevista, Guardiola admite que como funcionaria empezó a trabajar en cargos de responsabilidad con el Partido Socialista. “Era impensable que en Extremadura no gobernara el PSOE. Por lo menos lo era para mí. Estaba ya como todo predispuesto para que siempre gobernaran los mismos”, reconoce Guardiola. En ese contexto, la periodista le pregunta si hubiera trabajado con quien fuese.

“Hubiera trabajado con Bildu. Soy funcionaria. Mi labor es de servicio público”, admite la líder regional del PP. Respecto a trabajar con otros partidos que no sean del PP, Guardiola precisa en otro momento de la entrevista lo siguiente: "Yo hubiera trabajado creo que igual de bien. Quizás la pequeña diferencia es la pasión que pones en las cosas cuando quien gobierna tiene casi la misma ideología que tú". 

 

 

El PP aclara el audio: "María es funcionaria"

"La desesperación está llevando a algunos a tergiversar unas declaraciones que María Guardiola hizo en 2016. María es funcionaria y muy orgullosa de serlo. En su trabajo, la obligación no es con el político de turno, sino con el ciudadano", ha expuesto el portavoz del PP de Extremadura, José Ángel Sánchez Juliá, sobre el mencionado audio. 

 

"Solo tengo mi palabra"

La actual candidata del PP, que pretende gobernar la Junta de Extremadura, no parece, no obstante, dispuesta a trabajar con cualquiera en 2023. Rotunda, con una firmeza inusitada dentro del PP, se ha negado a incluir dentro del Ejecutivo regional a la extrema derecha. Si bien alcanzó un acuerdo programático de mínimos, y era favorable a incluir a miembros de Vox en la Mesa de la Asamblea, la baronesa de moda en el organigrama del PP ha insistido en que, “por principios”, llevará su ‘no’ rotundo a Vox hasta las últimas consecuencias -incluyendo entre las variables la repetición electoral como una opción viable-.

Yo solamente tengo mi palabra y mi trabajo. Es mi patrimonio y por esos los extremeños nos dieron su voto el 28 de mayo. La política no debería servir para ocupar sillones. Cambiar mi tierra y mejorar la vida de los extremeños. Ahora mismo no es el poder lo que está en juego, es la dignidad de esta tierra. Soy una servidora pública con ideas y con compromisos. Una cosa es escuchar y negociar y otra mercadear con la ilusión de Extremadura", afirmaba, con rotundidad, este martes, día en que las negociaciones terminaron de dinamitarse cuando se evidenció la falta de entendimiento en la constitución de la Asamblea de Extremadura.

"Han antepuesto sus ganas de poder y esa soberbia al cambio. No han sido capaces de ver más allá de su propio ombligo. Hablan mucho de cambio, pero a la hora de la verdad ofrecen medidas totalmente obsoletas y el aplauso fácil de los suyos. A un partido lo que hay que pedirle es altura de miras y respeto a su tierra. En Vox lo único que he encontrado es zancadillas, desunión y ansia”, añadía la baronesa del PP, que, 24 horas después, confirmaba que la firmeza de sus palabras permanecía intacta, pero que el tono había sido fruto de un cabreo que arrastraba desde hacía tiempo por la sinrazón de la que, a su juicio, está haciendo gala la extrema derecha.

El PSOE se mueve

Ante la evidencia de una falta de entendimiento flagrante entre las dos derecha con representación en Extremadura tras las elecciones del 28M, PP y Vox, el primero en mover ficha fue el todavía presidente en funciones Guillermo Fernández Vara, quien anunció su voluntad de presentarse a la investidura en su condición de candidato más votado en los comicios. Vara, sabedor de que los números no le alcanzan mirando solo a las formaciones progresistas, pidió altura de miras a un PP que ha hecho campaña durante todo este tiempo por dejar gobernar a la lista más votada.

No obstante, esta alternativa parece lejos de consumarse. Fue la propia Guardiola quien, visiblemente sorprendida, anunció que el movimiento del socialismo extremeño no era más que un intento irrisorio por permanecer en el debate público.  “Lo que va es a someter a Extremadura y a utilizar la institución, el Parlamento, que es una institución que debería respetarse, para su interés propio y para hacerle el último favor a Sánchez", subrayaba la dirigente popular.

"Yo siempre he dicho que no iba a permitir que gobernase la lista más votada si era la del señor Fernández Vara, porque realmente quien ha sido el problema para esta tierra no puede formar parte de la solución", remachaba Guardiola que, pese al intento de bloqueo a la extrema derecha, sigue invitando a los de Abascal a sentarse en la mesa de negociación y tratar de alcanzar un acuerdo programático ventajoso para ambas partes.

Las explicaciones de Génova

Son muchos, incluso dentro de Génova, los que se han preguntado cuál es la línea para seguir en las negociaciones poselectorales. Con la entrada de Vox en coalición en autonomías como la Comunidad Valenciana o Castilla y León, además de en 140 municipios y varias capitales provinciales, la pregunta que queda sobre la mesa es firme: ¿no es esto una incoherencia? ¿Por qué los pactos alcanzados en Valencia no sirven para Extremadura? ¿Se ha roto el consenso entre las autonomías del PP?

“En Extremadura tenemos seis veces más diputados que Vox. En Valencia, algo más del doble”, responden en Génova a ElPlural.com. Un caso similar al de Murcia, donde, desde el entorno cercano de Feijóo insisten a este medio en que deberían gobernar en solitario al estar únicamente “a dos diputados de la mayoría absoluta”.

Una respuesta que, sin embargo, no casa con los acuerdos alcanzados a nivel municipal, donde el PP, justificando su decisión en una mayor estabilidad, metió en los gobiernos municipales a concejales de la extrema derecha en municipios como Majadahonda -donde el PP consiguió mayoría absoluta- o Móstoles -donde su mayoría simple y la falta de mayoría alternativa les permitía gobernar en solitario-. En Génova, preguntados por la incoherencia que se desprende de esta doble vara d emedir, se limitan a decir que se trata de “realidades asimétricas”.