El protagonismo de esta semana recae sobre un José Luis Ábalos que prometió dar respuesta a todos los medios que requirieron su presencia en estos días. Un día después de su comparecencia en el Congreso de los Diputados y de formalizar su salida al Grupo Mixto, el ex ministro de Fomento socialista ha comenzado su tour y lo ha hecho, en primer término, El Mon de RAC1. El que fuera número tres del PSOE admite sospechas sobre su antiguo asesor, Koldo García Izaguirre, pero insiste en su inocencia y se reafirma en su desafío a las que han sido sus siglas durante décadas. A pesar de la crisis, sin embargo, confirma que apoyará al Gobierno con su voto como ha hecho “hasta ahora”.

 Compromiso férreo con la acción del Gobierno progresista a pesar de la ruptura con la dirección del PSOE y con un Pedro Sánchez con el que no ha mediado palabra desde el estallido de la crisis. Ábalos no modificará un ápice la postura parlamentaria que ha mantenido hasta la fecha. Ni tan siquiera el desgaste que ha provocado el caso Koldo en su relación con la cúpula socialista mermará su lealtad hacia el Ejecutivo. En una entrevista concedida a Rac1, interrogado sobre si votará a favor de la amnistía, Ábalos ha sido tajante: “Sí, la he defendido hasta ahora”.

El exministro insiste en la defensa a ultranza de su imagen pública tras un alud de ataques mediáticos. “Yo no me he lucrado absolutamente de nada”, ha asegurado sin tapujos Ábalos e incluso ha admitido que “siempre pedía explicaciones” ante cualquier cuestión que le llamara la atención. Recibía las aclaraciones que le trasladaban, pero confiesa que “nunca” pudo contrastarlas. “Nunca me imaginé esto”, desliza con pesar ante los micrófonos de la radio privada catalana.

Declarado en rebeldía

Desde la detención de su exasesor, Koldo García, y el paso del caso a la esfera pública, Ábalos ha mostrado su absoluto rechazo al comportamiento de su antiguo colaborador. Se siente “decepcionado”, “dolido” y “sorprendido” con “los hechos” y no por las reacciones que se han recopilado en los últimos días. Redunda en que su nombre, al contrario que el de Koldo o el del presidente del Zamora, no aparece en el auto del juez instructor ni tampoco en informes de prensa. “Yo nunca me he lucrado”, ha insistido el exministro, al que se le ha percibido entristecido por el trato y las presiones que ha recibido.

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De hecho, la guerra abierta con Ferraz no ha cesado. Su rebelión ha provocado la respuesta del PSOE, que como ya avanzaba en el ultimátum del lunes, ha abierto un expediente de suspensión cautelar de militancia. Ábalos estaba decidido, como confesaba el martes en la Carrera de San Jerónimo, a preservar su imagen ante las vinculaciones constantes con la trama. Desde la sala de prensa del Congreso advirtió que una renuncia a su escaño sería mandar el mensaje erróneo porque sería síntoma de culpabilidad; lo cual ha negado por completo.

Su plante se basa en la dignidad. Ábalos no quería “salir por la puerta trasera” porque sería como “un muerto en vida” y le verían “como un apestado”. Insiste en que todo lo relativo a los contratos sanitarios de su departamento durante la pandemia estaba plenamente auditado y se tramitó por la vía correcta. “Mi gestión fue positiva. Los contratos están bien fiscalizados y controlados y, de hecho, mi nombre no sale en la investigación, que gira en torno a si esa persona [Koldo García] cobró del beneficio empresarial, que no del dinero de los ciudadanos”, ha reiterado.

Ni un mensaje con Sánchez

La tensión con el PSOE ha derivado en su expulsión del Grupo Parlamentario y en la baja provisional como militante socialista. Dos acciones que la ejecutiva federal puso sobre su parte el lunes, a través de la garganta de la portavoz, Esther Peña, y que han puesto y final a las casi cuatro décadas de “lucha” por sus siglas. Así seguirá siendo, pero la decepción que siente es palpable y difícil de ocultar. “Siempre pensaba que era el partido en el que moriría”, ha confesado el exministro, quien fue uno de los pocos fieles a Sánchez tras la rebelión de los barones en 2016.

No obstante, ha desvelado que el presidente del Gobierno no era partidario de su dimisión al principio. Cree que hay "algo que cambió" la opinión de Sánchez. Ábalos señala a la "presión del sensacionalismo, los titulares y el escándalo" como punto de inflexión para el que fuera su jefe, pese a admitir que "no deja de ser un mal síntoma" para el Ejecutivo este presunto caso de corrupción que la derecha utilizaría para cuestionar "su ejemplaridad".

 

 

Ábalos no sucumbió a la presión del aparato y siguió de la mano de Sánchez en su ruta para recuperar la Secretaría General. Lo consiguieron y un año más tarde, recalaron en la Moncloa, hasta que en la crisis de Gobierno de 2021 abandonó el gabinete. Ahora, poco menos de diez años después, la relación entre ambos se ha resquebrajado por completo. Tal es así que no ha habido comunicación alguna entre ambos desde el estallido de esta crisis. “Ni un mensaje, nada”, admitía el ex secretario de Organización socialista, aunque ello no es óbice para que describa al presidente del Gobierno como una persona “tremendamente discreta y prudente”. “Aguanta mucho”, ha precisado ante los micrófonos de Onda Cero.

En cualquier caso, rechaza los motivos, como verbalizaba el martes, que condujeron a la ejecutiva al ultimátum. “No los comparto desde ningún punto de vista. No estoy dispuesto a asumir esa culpa y no quiero quedar estigmatizado en esta situación”, subraya. “He vivido cosas desagradables. Han perseguido a las personas de mi entorno, a mis hijas. Han intentado pagar entrevistas a mi entorno, buscar secretos personales, buscar fotógrafos para enviarlos a mi casa. Me deshumanizan”, ha concluido. La reacción de los socialistas, a ojos de Ábalos, es "precipitada y estéril". Entiende el mensaje que la ejecutiva quiere lanzar, dibujando a un PSOE que "no es igual" que el Partido Popular, pero no considera que estos "gestos voluntaristas" impidan que se cuestione a "otras personas del partido" porque es "una cacería política que busca debilitar al Gobierno". "Si con mi sacrificio no se pusiese a nadie en duda, todavía, pero no es así", ha redundado. 

A pesar del plante a la ejecutiva, interrogado por la relación con su sucesor en la Secretaría de Organización, Ábalos admite que no ha dejado de hablar con él en todo este tiempo. Si bien lamenta que la política convierte a cualquiera “en un peón”, asegura que puede hablar con él con “sentimientos” y le trasladó que “no le dejaban mucha opción”. “Nunca dejé de hablar con Santos Cerdán desde que se produjeron esas detenciones que me dejaron paralizado. Tengo buena sintonía con él. Lo comprendo y lo entiendo", ha admitido en Onda Cero y también en Telecinco. 

En este sentido, Ábalos considera “definitivo” el órdago del PSOE, habida cuenta de que no ha habido un precedente en el que a “un exministro y secretario de organización” se le lance un ultimátum público. “No me quedaba más remedio después de eso”, ha precisado, al tiempo que insistía en que no aceptaría bajo ningún concepto irse “sin más” porque no está acusado.

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